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Camagüey, la desconocida

CAMAGUEY, Cuba, nov (IPS) - Callejones estrechos, casas coloniales con techos de tejas y patios interiores sembrados de árboles, leyendas y una apasionada historia de amor hacen de Camagüey uno de los sitios más atractivos de Cuba, a la par de desaprovechado para el gran turismo.

La capital de la central provincia del mismo nombre es apenas una mal utilizada escala en el camino de los grupos de turistas con destino a las playas cercanas, distantes más de 500 kilómetros al este de La Habana.

A la hora de escoger a donde ir o qué recomendar, la población cubana suele preferir la ciudad colonial de Trinidad, los paisajes de Pinar del Río, el balneario de Varadero, pero nunca las más de 20 plazas antiguas de Camagüey, ciudad ésta que fue una de las primeras siete villas fundadas en esta isla caribeña por los colonizadores españoles.

”Hay turistas que llegan a las 6 de la tarde y se van al otro día. Se encuentran una ciudad muerta, con los museos cerrados. No saben a dónde ir qué hacer porque la promoción es mediocre”, opinó Sandra Jímenez, ingeniera camagüeyana de 37 años.

Los visitantes contemplan la estatua de Ignacio Agramante, el prócer de la independencia en la región, y se van sin conocer sus cartas de amor a su esposa Amalia Simoni, la casa y el árbol donde se amaron o el misterio de la desaparición de sus restos.

Pocas personas descubren la plaza de las cinco esquinas o se pierden en un entramado de calles y callejones que, según la leyenda, fueron trazados sin lógica para confundir a los piratas que hace más de 400 años amenazaban esta ciudad, fundada el 2 de febrero de 1514.

Las agencias de viaje venden Camagüey más como un sitio de paso que como una plaza cultural. La industria turística no ha sabido explotar los valores de un centro histórico que, con una extensión de 300 hectáreas, es el más extenso de la isla.

Esta carencia resulta evidente para especialistas de la Oficina del Historiador de esa ciudad, que trabajan en la conservación de los valores históricos de la provincia.

El patrimonio no se ve ”como una oportunidad” para elevar la explotación turística de la ciudad, dijo a IPS Teresa Pascual, directora de la oficina del Plan Maestro, institución encargada del desarrollo urbanístico de la ciudad.

La Oficina tampoco cuenta con amplias posibilidades de captación de ingresos en divisas, como sucede con su similar en La Habana, que le permitiría obtener fondos importantes para proyectos comunitarios y de conservación.

”Si turismo y patrimonio caminaran juntos, cuántas cosas no se harían”, lamentó Pascual.

Los recorridos podrían incluir plazas coloniales, el callejón más grande o el más estrecho, los típicos patios con aljibe y tinajón para almacenar el agua, o la arquitectura religiosa de una ciudad donde hay 12 iglesias, siete de ellas de gran valor.

Como un aporte en esta dirección, la Oficina del Historiador de Camagüey trabaja en la edición de una guía arquitectónica que incluirá información sobre sitios de interés, historia, tradiciones, costumbres y cultura.

El centro histórico camagüeyano atesora 14.351 edificaciones, 13.320 de las cuales son viviendas. También se informa que 4.769 de esas construcciones tienen gran valor arquitectónico.

Alrededor de 58.200 personas viven en el área, con una densidad poblacional de algo más de 194 personas por hectárea. La población se ha mantenido estable en los últimos 25 años y, según los especialistas, manifiesta un fuerte sentido de pertenencia.

Camagüey es una de las plazas culturales más importantes del país, con un importante desarrollo en las artes plásticas y escénicas y la única provincia del país que cuenta con una compañía propia de ballet.

La constitución de la Oficina del Historiador, en 1997, permitió dar continuidad a un trabajo de conservación que ya se venía haciendo en sitios de interés como la Plaza del Carmen (siglo XIX) y la de San Juan de Dios (siglo XVIII).

”Surge la oportunidad de llegar adentro de las casas, no quedarse en la fachada”, precisó a IPS Maiveris Varona, especialista de la Dirección de Proyectos de Conservación y Restauración de la Oficina del Historiador.

Además de las intervenciones constructivas de las plazas públicas, edificaciones con fines económicos o sociales, la Oficina empezó a ”realizar acciones más ambiciosas para mejorar las condiciones de vida de los habitantes del centro histórico”, aseguró.

Pero encontrar el camino a El Carmen sigue siendo difícil para cualquier extranjero y San Juan de Dios, ubicada más en el centro de la ciudad, no ha logrado rescatar la vida que tenía antes del inicio de la crisis de la economía cubana de la década pasada.

”En la taberna se servía chorizo con cerveza Tínima, fabricada en Camagüey. Al lado, había una casa donde un hierbero preparaba cualquier tipo de infusión y la gente iba de un lado al otro y se pasaba la noche en la plaza”, cuenta Jiménez.

Donde entonces estaba la taberna ”El Parador de los Tres Reyes” y la ”Casa de las Infusiones”, y hoy se puede comprar la misma cerveza y el mismo emparedado que en cualquier cadena de cafeterías de servicio rápido en Cuba.

”Camagüey también tiene que trabajar en el rescate de sus servicios, de esos lugares que sus habitantes siempre recordamos con nostalgia y que ayudaban a hacer única nuestra ciudad”, dijo la camagüeyana. (
Por Dalia Acosta)

Surgimiento y desarrollo de la ciudad de Camagüey desde la perspectiva arquitectónica de su trazado urbano (Primera parte)

Santa María del Puerto del príncipe, villa fundada por la conquista española en la costa norte de la actual provincia de Camagüey, debió estructurarse a manera de una de las tantas instauradas en el Caribe y Cuba en los primeros tiempos, como una retícula regular, quizá semejante a Santiago de Cuba, La Habana o al propio Santo Domingo; sin embargo, hoy su trazado irregular recuerda mas a la ciudad europea que a las incipientes ciudades del nuevo continente. Las interrogantes surgen enseguida: ¿por qué Camagüey posee ese complejo trazado urbano? ¿Por qué no se respetaron las recomendaciones fundacionales, como en otras villas del mismo territorio? Tratar de dar respuesta a estas inquietudes nos ha llevado por el camino de la investigación y la búsqueda. Hemos elaborado hipótesis que quizá sean solo eso; pero hemos aprendido que los análisis de las estructuras urbanas no pueden realizarse por lo que se ve a simple vista; el análisis del plano urbano debe asumirse “como la última manifestación de un dilatado proceso histórico que habla de la construcción de la ciudad”.(1) Si se tiene en cuenta que el primer grupo de ciudades fundadas en el Caribe poseen una estructuración en retícula mas o menos regular y que solo a partir de 1535, con la fundación de Lima, se establece la conocida “cuadrícula clásica iberoamericana”;(2) Puerto Príncipe, ubicado en una llanura, con mas razón que Santiago de Cuba, de topografía accidentada, debía haber respondido a la conformación recomendada. Sin embargo, la ciudad de Camagüey posee características muy peculiares que la diferencian del resto de las ciudades cubanas y de otras del continente americano; sus calles, estrechas y sinuosas, de fuertes inflexiones, con numerosas plazas, plazuelas y encuentros de calles, hacen de su estructura urbana un interesante caso de estudio. De las siete villas fundadas en Cuba, Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, fue una de las dos establecidas en la costa norte, en contra de las recomendaciones de la época para la fundación de las ciudades, que daban preferencia a la costa sur. Los primeros tiempos estuvieron regidos por la precariedad y provisionalidad, tanto desde el punto de vista de su ubicación, moviéndose en dos ocasiones hacia lugares más favorables, como de sus construcciones, que se realizaban con materiales perecederos.

Santa María del Puerto del Príncipe no poseyó un plano previo de delineación de la villa; el más antiguo plano que se conoce constituye un levantamiento de lo ya existente. La villa se establece en un terreno completamente llano, entre dos ríos y expresa un crecimiento espontáneo en apariencia, que es la base actual de su caracterización tipológico-urbana.

En este sentido, una lectura profunda del plano urbano actual de Camagüey, y de la estructura urbana de su centro histórico, evidencia elementos de cierta organización planificada, lo cual expresa que inicialmente hubo intenciones de ortogonalidad, como era recomendado. La forma rectangular de su Plaza Mayor, es prueba de ello, aunque su desarrollo espontáneo posterior frustrara ese primer intento de regularización.

Esta plaza, en la actualidad, con su forma y connotación como centro fundacional, parece imponer el orden y la dignidad al desorden circundante y queda, junto a otros indicios, como único testimonio de lo que hubiera podido ser un Camagüey semi-regular y en retícula.

Para poder analizar tan largo período de tiempo en el que la ciudad nace y crece bajo la influencia y determinación de numerosas variables, hemos establecido cinco períodos principales de desarrollo y evolución, a modo de periodización.

Por Dra. Arq. Lourdes Gómez Consuegra* | Fotos: Oscar Viñas, Iosvany Hernández y Manuel Zabalo. Tomado de Revista Senderos No. 0

Arquitectura de Camagüey: mezcla de formas y estilos

Camagüey, Cuba.- Debido al afán de modernización siempre presente a lo largo de los siglos en los habitantes de la ciudad de Camagüey, en su bien conservado centro histórico se reúnen diversos estilos arquitectónicos.

Además de los valores heredados del período colonial español, una gran cantidad de edificios conjugan diferentes formas en la que se mezclan estilos diversos, tales como el art nouveau, art decó o el neoclásico.

En Camagüey, los primeros edificios públicos de carácter civil aparecieron a partir del siglo XVIII, y se desarrollaron con mayor vigor desde el XIX.

Entre las construcciones más notables de esa época se hallan los hospitales San Juan de Dios y San Lázaro: el primero posee un hermoso patio rodeado de arcadas de medio punto, y el segundo traza una galería con arcadas de orden dórico.

El repertorio religioso camagüeyano se caracteriza por sus iglesias de una sola torre, a excepción de la del Carmen, edificada a principios del siglo XIX, con una gran fachada de dos torres.

Es usual el empleo de naves centrales y, en oportunidades, laterales, como en los edificios La Soledad y La Merced. Por lo general las torres centrales están delimitadas por grandes columnas, aunque también las hay desplazadas a un costado en el ejemplo de la parroquial mayor.

Son las viviendas en realidad las que conforman en Camagüey el grueso de las construcciones coloniales; están presentes a lo largo de su historia, como el conjunto que dejó el siglo XVII en la plaza de Las Cinco Esquinas del Angel, donde se observan elementos mudéjar y prebarroco.

Fue sin dudas el siglo XVIII el más próspero para la arquitectura de la época colonial. En esta ciudad, esa centuria quedó marcada por casas de amplios aleros de tornapunta, combinados con verjas voladas de madera y puertas flanqueadas por medias pilastras, mientras que en el interior los arcos mixtilíneos constituyen el leit motiv de la etapa.

A partir del siglo XIX comienzan a introducirse sutilmente el neoclásico y el barroco: elementos volados acompañados de molduras, finas columnas distribuidas en toda la fachada y algunos cambios hacia formas neoclásicas.

Un estilo ecléctico se impone en la arquitectura de entre las décadas de 1900 a 1930, con formas de interpretación muy personales, aun dentro del movimiento neoclásico o academicista, en especial con respecto a edificios públicos, tales como escuelas, bancos e iglesias.

Hay también elementos acentuados del art nouveau, pero muy unido a la corriente ecléctica de la época.

Otro período clave en los estilos arquitectónicos de Camagüey es el de 1930 a 1950, donde se destaca el art decó, movimiento de la verticalidad, con un sistema figurativo lineal recto, que incorpora motivos geométricos, a diferencia del art nouveau, que es de líneas onduladas y sueltas.

La corriente neocolonial la encontramos durante diferentes etapas, pero es hacia 1930 cuando comienza a combinarse con elementos eclécticos: en la ciudad tenemos hermosos ejemplos en los edificios de la Biblioteca Provincial, el Museo Ignacio Agramonte y el Hospital Materno.

La arquitectura moderna irrumpe en Camagüey con la simplificación de formas y cierta influencia norteamericana, que tiene antecedentes en un grupo de bungalows construidos al estilo USA en el barrio de La Zambrana.

Actualmente el uso del espacio y el equilibrio, a través de elementos prefabricados, da soluciones a problemas sociales contemporáneos, distinguiéndose las viviendas en altura, cuyos recursos técnicos están dados por moldes deslizantes y elementos prácticos.

El patrimonio arquitectónico camagüeyano no es privilegio de ladrillos y balcones coloniales, es propio también del acero y el cristal de los hermosos edificios contemporáneos. Sin todo ese conjunto, no se podría hablar de la historia de la ciudad.

* por: Eduardo Labrada, serviex@prensa-latina.cuEl autor es periodista del semanario camagüeyano Adelante

Cuba, la mayor de las antillas

La mayor de Las Antillas, plaza fuerte para el turismo en el Caribe, cuenta con ofertas únicas que mezclan una riqueza histórica inigualable con el atractivo de opciones de recreación apoyadas en los tesoros de la naturaleza y las propuestas de sol y playa.

Precisamente, el cálido clima de la isla, con un invierno moderado y un verano dominado por las altas temperaturas, convierte casi en una necesidad el disfrute de un agradable baño de mar en una de las numerosas playas que surgen por doquier en la geografía cubana.

Unido al balneario de Varadero con su bien ganada fama a nivel mundial, existen alternativas como Santa Lucía, en la oriental provincia de Camagüey, convertida en una perfecta combinación de sol, arena, salitre y aguas transparentes.

Más de 20 kilómetros de playas conforman la oferta del sitio, transformado en una verdadera piscina natural gracias a la más extensa barrera coralina del país, la cual se acerca incluso a unos 200 metros de la costa y permitiendo así que la calma domine al mar en esa zona.

La formación de corales, localizada paralela a las costas de los cayos Sabinal, Guajaba, Cruz y Romano, muestra una línea continua de espuma que resguarda la variada vida animal de la zona.

Santa Lucía es también plaza fuerte del inmersionismo en Cuba, con 35 puntos de buceo que llevan en ocasiones a los restos de 27 barcos, algunos de ellos de la época del tráfico de oro hacia España y otros hundidos en las escaramuzas de la II Guerra Mundial.

A lo anterior se añade la riqueza patrimonial de la ciudad de Camagüey, con una historia que acumula ya 493 años desde su surgimiento en la época colonial hasta la actualidad.

Nacida bajo el nombre de Villa de Santa María del Puerto del Príncipe en la bahía de Nuevitas, fue trasladada al interior, junto a las márgenes del río Caonao, y luego a su actual localización, donde al iniciarse el siglo XIX pasó a ser llamada oficialmente Camagüey.

Denominada también "la ciudad de los tinajones", ostenta como elemento peculiar a esos enormes recipientes de barro cocido, utilizados siglos atrás para almacenar el agua de lluvia con destino al consumo humano y que ahora adornan jardines y parques.

La urbe muestra en la actualidad una mezcla de modernismo con historia, en un entorno donde las nuevas edificaciones se interrelacionan con aquellos atractivos históricos que brindan la personalidad a la urbe.

En efecto, las calles evidencian un comportamiento caprichoso de sus creadores, pues mantienen su trazo recto apenas en tramos cortos, para después tomar las más diversas orientaciones y conformar incluso triángulos o cerrarse en una de las innumerables plazas de la antigua villa.

El principal de esos espacios es el ahora llamado Parque Ignacio Agramonte, surgido ya en 1528 como Plaza de Armas y que mantiene su condición de núcleo de la estructura arquitectónica de la urbe a pesar de los cambios provocados por el paso del tiempo.

Más cercanos a nuestros días es el Teatro Principal – edificado en 1850 – abundante en mármol y cristal, en tanto el siglo XVIII dejó como legado la iglesia de La Merced, donde los visitantes tropiezan con un Santo Sepulcro elaborado en plata, la mayor pieza de ese tipo en el país.

La exuberancia de la flora cubana tiene su espacio en el Casino Campestre, el parque urbano más grande del interior del país, lugar ideal para la reflexión y el esparcimiento espiritual, poblado de estatuas que honran a personalidades de la historia nacional.

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