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Una camagüeyana de corazón

Camagüey, Cuba.- María del Carmen Lapinel es una multifacética mujer. Conocida primero, por su singular colección de bolígrafos; luego, por la pasión filatélica que vincula a personalidades de las artes, el deporte y la política con las estampillas de correos; y ahora, se adentra en la composición musical.

De profesión economista, María del Carmen llegó al mundo de las colecciones tras su jubilación: “Fue en 1991, tenía que sentirme útil en algo, llenar el vacío del trabajo cotidiano, pues no concebía el retiro para estar sólo en la casa, y empecé a coleccionar bolígrafos. Así me fui espiritualmente llenando.”

“Ya tengo mil bolígrafos, entre ellos 40 juegos del Comandante en Jefe Fidel Castro, y he tenido que parar porque cuido a mi mamá, una anciana enferma y no puedo mantener las gestiones. Casi no salgo de la ciudad de Camagüey; pero hago otras cosas.”

Otros nombres de “dueños” de los bolígrafos ya famosos se incluyen en la lista: personalidades de la cultura, entre ellas Alicia Alonso, Dulce María Loynaz, Silvio Rodríguez, el pintor Roberto Fabelo y también deportistas como Javier Sotomayor, Ana Fidelia Quirot y Mireya Luis, por sólo mencionar algunos.

Casi de manera simultánea con los bolígrafos surgió la pasión por la filatelia, y a partir de 1995, la idea tomó cuerpo:

“Mira, yo empecé graficando con sellos de correos, La Edad de Oro, de José Martí, todos los cuentos del Maestro y luego le di continuidad a ese trabajo con la ilustración de la obra de Fernando Ortiz, de Alejo Carpentier, de Nicolás Guillén y de Dulce María Loynaz. A partir de ahí nació el Proyecto José Martí, con sus variantes: entrevistas a otros famosos, en sobres, que ellos escriben de puño y letra y los ilustro con un sello de correos según la temática. Ya he realizado más de dos mil entrevistas por esa vía, que es un poco de periodismo ‘sui géneris’, y así he conocido a muchas personas.”

María del Carmen Lapinel compone: escribe la música y los textos, y ha grabado ocho discos

Ahora María del Carmen Lapinel compone: escribe la música y los textos, y ha grabado ocho discos, todos con la asesoría, la producción y los arreglos de Luis Orestes García, Tatica, graduado de dirección orquestal y actualmente director del Trío Los Monarcas, en Camagüey.

“Ya tengo más de 150 canciones registradas, muchas de ellas dedicadas también a personalidades, por ejemplo: Jorge González Allué, Martha Jiménez, Premio de la UNESCO, Emilio Ballagas, la deportista Débora Andollo, y además, hice un disco titulado ‘La Camagüeyana’, que sirvió de tema para la novela radial La Casa de los Altunaga, grabada en Radio Cadena Agramonte.”

Y aunque María del Carmen nunca ha estudiado música, parece que es un don, confiesa ella: “me inspira una persona, o su obra, le he dedicado algunas piezas a pintores, poetas, y así le hice una canción a Nicolás Guillén: ‘Clavel de la Madrugada’; es una historia de la poesía de él en diferentes etapas.” (Texto y fotos: Miozotis Fabelo Pinares)

EL NEGRO MAR | Poema de Nicolás Guillén

La noche morada sueña
sobre el mar;
la voz de los pescadores
mojada en el mar;
sale la luna chorreando
del mar.

El negro mar.

Por entre la noche un son
desemboca en la bahía;
por entre la noche un son.
Los barcos lo ven pasar,
por entre la noche un son,
encendiendo el agua fría.
Por entre la noche un son,
por entre la noche un son,
por entre la noche un son. . .

El negro mar.

—Ay, mi mulata de oro fino,
ay, mi mulata
de oro y plata,
con su amapola y su azahar,
al pie del mar hambriento y masculino,
al pie del mar.

Nicolás Guillén

Camagüey, Guillén y su casa natal

Vista exterior de la residencia, ubicada en un lugar del centro histórico de la ciudad.

La casita colonial de la calle Hermanos Agüero, esquina Príncipe, en el centro histórico de la ciudad, resulta de paso obligado para quienes visitan el territorio por vez primera.

Tinajones, tejas rojas, pisos de barro, canales para el desagüe, y otros elementos constructivos representativos de la provincia de Camagüey, están presentes también en la casa natal del destacado poeta y periodista cubano Nicolás Guillén (1902-1989).

La casita colonial de la calle Hermanos Agüero, esquina Príncipe, en el centro histórico de la ciudad, resulta de paso obligado para quienes visitan el territorio por vez primera.

La obra de Guillén, Poeta Nacional de Cuba, ha sido traducida a los más inimaginables idiomas, además de los tradicionales, y sus poemarios publicados suman más de 15 títulos; mientras los de Periodismo recogen temáticas relacionadas con la identidad nacional, los problemas de la raza negra y del ser humano de manera general, así como la visión que tuvo de la guerra, en particular de la Civil Española, de 1936.

La casa conserva su estructura original, compuesta por la sala, tres cuartos pequeños, y un patio interior tradicional; pues la cocina ya ha sido adaptada.

El autor de los poemarios Motivos de Son y Sóngoro Cosongo residió aquí hasta los seis años de edad, y luego vivió en varios lugares en la calle Lugareño.

El centro surgió en 1992 como institución encargada de controlar, evaluar y asesorar científica y metodológicamente el sistema de investigaciones en el terreno de la cultura.

Entre sus principales líneas de investigación se encuentran: Vida y obra de Guillén y José Martí, Pensamiento cultural cubano, Estudios y diagnósticos socioculturales, entre otros.

En la casa se encuentra ubicada la filial del Instituto Superior de Artes de Camagüey, donde se imparten clases de pregrado en las líneas de música, ballet y arte de los medios de comunicación audiovisual con sus diferentes especialidades.

La Bienal de Investigaciones Socioculturales resulta el evento de carácter nacional de mayor importancia en su tipo que realiza el sistema de cultura de la provincia, y el de mayor connotación que organiza el CENG. (Gilberto Rodríguez y Alina M. Lotti)

Tinajones del Camagüey


Tinajones del camagüeyTinajones del camagüey





El tinajón de barro, grande y ventrudo, es, por antonomasia, el símbolo cultural de la ciudad de Camagüey. El tinajón camagüeyano, orgullo de los habitantes de aquella tierra cubana de grandes llanuras tiene sus antecedentes en la vasija andaluza, o aljibe, palabra heredada del paso de los moros por España.

No abundan los aljibes; el agua se recoge en hermosas tinajas [...], colocadas en los patios, por su gran cantidad contendrán 4 ó 6 de ellas la cantidad de agua de un aljibe, escribió el habanero Antonio Bachiller y Morales sobre los típicos tinajones cuando en 1838 visitó la ciudad llamada primeramente, Santa María del Puerto del Príncipe, fundada el 2 de febrero de 1514 por los colonizadores españoles.

¿Cómo surge la tradición en las tierras del Camagüey? Una de las primeras siete villas fundadas en la Isla por los llegados de Europa en la zona centro-oriental de Cuba, a 550 kilómetros de La Habana por carretera, y a una hora de vuelo. Limita al este con la provincia de Las Tunas; al norte, con el Canal Viejo de Bahamas; al oeste, con la provincia de Ciego de Ávila; y al sur, con el Mar Caribe.

Según la historia, los alfareros procedentes del sur de España utilizaban grandes recipientes para almacenar granos, aceites, arroz, líquidos. Pero pronto se dieron cuenta de que eran magníficos depósitos para mantener fresca el agua para el consumo humano. Tanto, que se dice que no hay agua más agradable al paladar que la guardada en tinaja.

No fue privativa del territorio cubano la elaboración de estos importantes almacenes de barro. En América del Sur, por ejemplo, en especial Chile y Perú, la tradición alfarera es herencia de la cultura de los incas.

La historia recoge que los tinajones del Camagüey surgieron en patios y jardines a partir del año 1600, hechos del barro rojo de la Sierra de Cubitas. Sin embargo, la más antigua de que se tenga inscripción data del 1760.

La producción de los tinajones pasó por distintas etapas. Con auge elevado en las décadas centrales del siglo XIX, con el estallido de las diversas etapas de las guerras independentistas iniciadas en 1868, quedó prácticamente cancelada la fabricación de estos útiles elementos hogareños. Pero al menos, en cada hogar existía una de aquellas vasijas de barro.

En 1900, existían en Camaguey 16 mil tinajones. En el presente, de aquellos originales, quedan apenas 2 500. Pero a partir de 1976, y en rescate de la tradición alfarera, volvieron a poblar la urbe.

El tinajón de ahora no ha perdido su esencia. Hay un modelo clásico que llegó hasta la actualidad. Posee una voluminosa panza, líneas geométricas delimitadas y un reborde destacado, o amigdaloide.

Sobre los tinajones hay muchas leyendas. Se dice que quien bebe de su agua se queda a vivir en la ciudad, por cierto bellísima; otros rumoran que galanes de amores prohibidos los utilizan como escondite nocturno, y hay una anécdota de la guerra, en 1875, que narra como un soldado del Ejército Libertador cubano salvó la vida cuando se introdujo en una de las vasijas, pues a pesar de la represión española que lo buscaba por una delación, tuvo la valentía de visitar a un hijo enfermo cerca de la histórica plaza de San Juan de Dios.

Son notables los cuentos que atesora esta admirable tierra, la más llana de Cuba. Su nombre mismo nombre es una voz indo cubana, de origen arauco.

Su posible origen es Camagua / ey .La camagua es un arbusto silvestre de tierras bajas. La terminación ey indicaba del linaje de, de la estirpe de, descendiente de. Por ello, la voz Camagüey indicaba la ascendencia (mágico-religiosa) a partir de este árbol, del cual se consideraban descendientes los caciques del territorio, al que también le daban su nombre.

Camagüey es famosa por sus hermosos paisajes (posee la mayor cantidad de cayos e islotes del país y cuenta con más de 120 kilómetros de hermosas playas asociadas a las cayerías norte y sur de su área, sus pastizales, sus historias patrióticas y sus leyendas de tradición oral llegadas hasta nuestros días, muchas heredadas de los andaluces asentados por esos lares.

Pero, sin dudas, lo que más atrae la atención de los visitantes a la capital son los ventrudos tinajones, que desde tiempos ya perdidos en la memoria, contemplan el paso de las nuevas generaciones de camagüeyanos, orgullosos de sus añejas tradiciones.

Y recuerde, si desea retornar a su lugar de origen, si es que sólo va de paso por Camagüey, evite tomar agua de tinajón, pues según la leyenda popular, El que tome agua del tinajón permanece para siempre en este lugar" o también aquel joven que tome agua del tinajón, ha de prendarse de una camagüeyana y permanecer en esta tierra para siempre.

Biblioteca Provincial "Julio Antonio Mella

Ubicada en: calle Salvador Cisneros 177

En el lugar que hoy ocupa esta moderna edificación de estilo neocolonial se encontraba en la tercera década del siglo XVIII la casona del regidor Jacinto Manuel Hidalgo Agramonte. El 31 de enero de 1827 nació en este lugar Francisco Sánchez Betancourt, notable patriota y diputado a la Asamblea Constituyente de la República en armas en 1869. La casa perteneció al Marqués de Santa Lucía Salvador Cisneros Betancourt. Aquí radicó la Sociedad Filarmónica de Puerto Príncipe, más tarde El Casino Español y finalmente el Liceo de Camagüey. En junio de 1963 pasó a ser la Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella.


En la cuarta década del siglo XX fue demolida la antigua edificación, y fue levantada nuevamente una moderna estructura de influencia neocolonial.


En 1961 en su interior fue mostrada al público una exposición de armas y diversos objetos capturados a los mercenarios en Playa Girón.


Posee una magnífica cubierta de tejas criollas en excelente estado de conservación.


El inmueble es de dos niveles. Cuenta con un portal jerarquizado con tres arcos de medio punto. El vestíbulo visto en planta, sigue la silueta de un tinajón camagüeyano, conduce éste hasta la escalera que va al segundo nivel.

Es característico el patio interior, heredado de la arquitectura colonial, pero con un carácter nuevo. En su centro se colocó una fuente de agua. El espacio como tal se va conformando con arcos mixtilíneos, isabelinos, cerrados con vitrales y persianas francesas y que
permiten el acceso a los diferentes locales.

Es considerado uno de los más importantes lugares históricos de nuestra ciudad por donde han pasado muchas notables figuras entre ellas, Enrique José Varona, Amalia Simoni, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Juan C. Nápoles Fajardo, José Ramón Betancourt, el
generalísimo Máximo Gómez y Dulce María Loynaz.

Academia Vicentina de la Torre: un hito para las artes en Camagüey

El año 1967 marcó un hito para las artes en Camagüey: ese año fue creada la Escuela Principal de Arte, hoy Academia Vicentina de la Torre.

Allí se honra a esta pedagoga de las Artes, quien dio su nombre y su vida a esa escuela, de la cual fue fundadora y en la que puso todo su empeño para que las nuevas generaciones de artistas tuvieran un lugar especial donde prepararse.

La majestuosa instalación de estilo colonial acoge en sus amplios pasillos obras de reconocidos artistas camagüeyanos, que se intercalan entre las arcadas y vitrales para adornar el recinto.
Un claustro muy competente prepara a los futuros artistas del Camagüey y de Cuba

La Academia de Arte hace honor a la principal figura de la enseñanza artística en Camagüey -Vicentina de la Torre- llevando adelante el legado de su vida con la consagración al arte; una obra que enriquece la espiritualidad de todos los que amamos lo bello.

Fondo Cubano de Bienes Culturales

La Filial Camagüey del Fondo Cubano de Bienes Culturales es el sitio por excelencia donde visitantes nacionales y extranjeros podrán adquirir una autentica obra de arte.

El complejo cultural comercial formado por la Galería Amalia y una red de tiendas especializadas, ofrece muestras representativas de la Plástica Camagüeyana, Reproducciones de Arte Cubano Contemporáneo y obras tridimensionales en diversos soportes, así como una gran variedad de souvenirs, artículos decorativos y utilitarios, prendas de vestir, bisutería y calzado.

Las instituciones y empresas encuentran en la tienda de Ventas Mayoristas creaciones artesanales dignas de ser obsequiadas en reuniones o eventos de todo tipo.

Los artesanos y artistas de la plástica cuentan con un espacio dedicado a la venta de materiales y materias primas para facilitar el proceso de creación.

La producción de muebles es una línea de negocios que se promueve a través de un excelente grupo de carpinteros ebanistas y del taller propio de carpintería de la Empresa.

MISIÓN:

Promover la Producción y la Comercialización nacional e internacional de la Artes Plásticas y Aplicadas, así como de servicios asociados a las Artes Visuales, representando a los creadores asociados a la entidad, propiciando la inserción de su obra en la vida cotidiana y generando fuentes de ingresos destinadas al financiamiento de la cultura.

El visitante local, nacional y extranjero encontrará en nosotros, lo mejor de la Artesanía Camagüeyana.

DIRECCIÓN

Ave. De La Libertad No 112 e/ Sifontes y Arrieta, La Caridad

Casa de la Trova Patricio Ballagas Palacios de Camagüey.

Dirección: Salvador Cisneros Betancourt # 17

Hace algo más de tres décadas, que esta antigua casona colonial abriga la Casa de la Trova Patricio Ballagas, nombrada así en recordación de un destacado trovador camagüeyano de las primeras décadas del siglo XX.

Conjuntos y solistas deleitan a los asistentes con la música tradicional cubana en las actividades diurnas y nocturnas. La Casa cuenta con un bar, donde se pueden saborear las bebidas y cócteles del país. En una pequeña tienda pueden adquirirse diversos souvenirs.

El lugar tiene su historia. En la primitiva vivienda habitó el capitán don Lucas Guerra de Figueroa, que cayó luchando heroicamente contra los piratas que atacaron la villa en 1679. El inmueble actual data del siglo XVIII.

Esta institución cultural ofrece a lo largo de la semana actividades caracterizadas tomando en consideración los gustos y preferencias de la población.

La Barbacoa

La Base de Campismo "La Barbacoa", del municipio camagüeyano de Sibanicú, hace materializar los sueños de quienes la visitan,por el contacto directo con la naturaleza, bañarse en las cristalinas aguas del río, disfrutar de los paseos a caballo y descansar en unión de sus familiares.

Camilo Pérez García, Administrador de esta Base de campismo,destacó: " Las 27 cabañas y en sentido general el establecimiento, se encuentran en mejores condiciones para el actual período vacacional; para ello el personal fue capacitado convenientemente. Son capaces de brindar un servicio de la mayor calidad".

La instalación recreativa se encuentra a 19 kilómetros del municipio de Sibanicú y a 67 de la ciudad de Camagüey, y está situada en la zona de La Yaya, que se caracteriza por tener un entorno campestre muy acogedor, donde predominan las flores silvestres, las aves y una exuberante vegetación.

Grupo de Teatro Infantil La Andariega

Fue un hermoso regalo a la memoria de Gertrudis Gómez de Avellaneda.

En aquella ocasión debutó el Grupo de Teatro infantil La Andariega, que –con el paso del tiempo- se consolidaría como uno de los productos culturales más queridos del Camagüey a consumación de un proyecto que contó con no pocos escollos a su paso... pero por fin, el proyecto del "Bambino" Antúnez se hizo realidad un 23 de marzo, hace nueve años, en ocasión de otro nuevo aniversario del natalicio de La Tula.

Desde sus inicios contó con el apoyo del Palacio Provincial de Pioneros Camilo Cienfuegos, desde donde irradiaba su obra creadora en Talleres de Creación dirigidos a los infantes que allí concurrían.

El "Bambino" Antúnez, su director, soñó con La Andariega y ahí está el fruto de su anhelo, reflejado en el amor que los componentes del conjunto –que suman más de 100- sienten hacia la Compañía y el respeto profesado a su Maestro y director, ejemplo de tenacidad y de dramaturgo enamorado del universo infantil.

Conjunto Dramático de Camagüey.

El Conjunto Dramático de Camagüey fue creado el 21 de noviembre de 1959. Constituye uno de los colectivos teatrales cubanos surgidos en la etapa de la efervescencia cultural de la Revolución, fue el segundo grupo
fundado después del triunfo de enero de 1959.

Surgió mediante una convocatoria del sistema de Cultura para la formación de actores, bajo la dirección de Miguel Ponce.

Las primeras obras presentadas fueron El peine y el Espejo, y Los Acosados, otras de un carácter más profesional fueron Los fusiles de la madre Carrar, de Bertold Brech, y Homenaje a Lorca. Las presentaciones como profesionales se realizan en 1963 con Santa Juana de América, de Andrés Lizarraga.

Entre los éxitos del Conjunto Dramático de Camagüey en su primera década de existencia se encuentran las obras Los intereses creados, La Ramera respetuosa y Santa Camila de la Habana Vieja, entre otras que fueron delineando su estilo con cada presentación.

El colectivo dirigido artísticamente desde 1968 por Pedro Castro es considerado una cantera en la formación de actores; muchos de ellos han triunfado también en emisoras de Radio y Televisión y en el propio teatro en toda Cuba.

En el Dramático de Camagüey han dejado una huella imborrable artistas como Elvira Cruz, Héctor Echemendía y Tony Fernández, de reconocida trayectoria también en el cine y la televisión. Otras figuras que lo prestigian son Reyna Ayala, Lourdes Gómez y Gaspar Sánchez.

Las pinturas rupestres de la muy camagüeyana cueva de María Teresa fueron conocidas antes que Altamira y Lascaux

Por: Roberto Funes Funes

Una considerable proporción de la literatura especializada sobre Arqueología –y más específicamente la que trata sobre el arte de las comunidades prehistóricas– coincide en que "...Altamira fue el primer paso firme en la búsqueda del espíritu artístico de nuestros antepasados".

Altamira es la región de España donde, en 1878, se efectuó un hallazgo de pinturas parietales en el interior de una cueva. Eran dibujos que representaban a "...bisontes, animales de climas fríos y que hacía miles de años que habían desaparecido de la geografía peninsular ".

Cuando aquello se divulgó, un obstáculo que parecía insalvable se le opuso: el Comité de Estudios para la Historia del Hombre, con sede en Francia, desaprobó "...toda teoría que presentara a unos antepasados menos salvajes y más artistas de lo admitido". Esa censura sepultó en el olvido durante 19 años el importante descubrimiento.

Aún transcurrido ese tiempo, cuando en 1897 fueron halladas pictografías similares en una cueva francesa conocida como La Mouthe, la Asociación por el Desarrollo de las Ciencias de ese país "...acusó a los sustentadores de esas teorías de comprometer el prestigio de la Antropología Histórica".

Marsoulas, en el propio año de 1897 y Cambarelles, en 1901, acabaron demostrando que todas aquellas obras habían sido efectivamente realizadas por hombres primitivos.

La confirmación de que entre nuestros lejanos antepasados existía un nivel de desarrollo intelectual capaz de ser reflejado en manifestaciones artísticas vino después, con una abrumadora serie de sitios en España y Francia revelados entre 1908 y 1927 con dibujos que parecían hechos por una misma mano: Cogul, Tuc ‘d Audoubert, Isturitz, Valltorta, Rech Merle y Roc de Sers constituyen importantísimos lugares que guardan ese testimonio de la cultura humana en sus tiempos iniciales.

Esa que llamamos abrumadora serie concluyó en 1940 con el hallazgo de las pinturas de la famosa cueva de Lascaux.

En resumen desde 1878 hasta, por lo menos, 1901 –veintitrés años de diferencia–, nadie en el mundo científico europeo le concedió importancia a aquellos descubrimientos ni a las teorías que de ellos se derivaron. Se trataba, como se dijo entonces, "...de apreciaciones de personas que no eran especialistas".

Nada se dice, sin embargo, de que en 1839 una publicación cubana que circulaba en todos los dominios de España, incluída la metrópoli, publicó un "Artículo Adicional a los Apuntes para la Historia de Puerto Príncipe", en el que se hablaba de una cueva llamada María Teresa, en la camagüeyana Sierra de Cubitas, sobre la que se decía: "...en sus paredes se advierte, a todo lo largo, una cenefa igual a las de algunas de nuestras habitaciones, lo que persuade que no es obra de la naturaleza, y más si se atiende a la igualdad del dibujo, a la finura de los colores, a las proporciones, etcétera (...) se infiere que dicha cenefa es obra de los antiguos que tal vez vivieron o se alojaron por algún tiempo, porque no puede ser otra cosa".

Se hace oportuno precisar que esta referencia camagüeyana de 1839 ocurrió casi dos décadas antes de que en la culta Europa se hablara por primera vez de los hallazgos de Altamira.

Y tal fue la repercusión de lo publicado en el referido "Artículo Adicional..." , que hay constancia de una solicitud fechada en Sevilla en 1840, en la que la insigne poetisa, dramaturga y novelista Gertrudis Gómez de Avellaneda se dirige a su tío Don Manuel Arteaga, residente en Puerto Príncipe, para que le remitiera "...una noticia minuciosa y circunstanciada de Cubitas y sus cercanías", elementos con los que pretendía ambientar una obra que estaba escribiendo.

Y así fue. En su novela "Sab", de 1841, La Avellaneda refiere que "...los naturales hacen notar en la llamada cueva de María Teresa, pinturas bizarras designadas con tintes de vivísimos e imborrables colores, que aseguran ser obra de los indios".

Y en 1844 una comisión de regidores del Ayuntamiento principeño elaboró unos "Apuntes para la Historia de Cuba correspondientes a la Siempre Fiel, Muy Noble y Muy Leal ciudad de Santa María de Puerto Príncipe", destinados a ser incluídos en el capítulo referido a esta localidad en el gran "Diccionario Histórico, Geográfico y Estadístico de la Isla de Cuba", de Jacobo de la Pezuela.

Al comentar sobre las cavernas de la cordillera de Cubitas, aquellos regidores indicaron que "...son sorprendentes por su extensión (...) y por las preciosidades que contienen, entre otros muchos, jeroglíficos de los indígenas".

Transcurridos tres años –en 1847– José Ramón Betancourt publicó su obra "Prosa de mis Versos" y al reseñar una visita de jóvenes camagüeyanos y orientales a Cubitas, nos habla de la cueva de María Teresa, donde "...hay signos rojos, hechos al parecer con almagre o tierra bermeja, suponiéndose que fueran escrituras de los indios".

Por mucho que se busque, no aparece en la literatura especializada cubana –ni de ningún otro lugar del mundo–, referencia alguna sobre el arte de las comunidades primitivas que sea anterior a éstas cuatro que nos hablan de las cuevas de la Sierra de Cubitas, en el territorio camagüeyano.

Si de Altamira se dice que fue "...el primer paso firme en la búsqueda del espíritu artístico de nuestros antepasados" (a pesar de los tantísimos años de negación por parte de los más relevantes organismos científicos de su tiempo), ¿qué tendría de extraordinario que nuestra María Teresa –con una primera referencia 19 años anterior a la mismísima Altamira–fuera reconocida a la postre como algo parecido a "el paso previo a aquel llamado primer paso" de que tanto hablan los libros de Arqueología de los cuatro confines del planeta?.

Se aplica aquí el mismo caso que ya expusimos en el anterior artículo de la presente serie: Jacques Boucher de Perthes estudió una mandíbula hallada en l863 en las cercanías de París. El hecho, según los libros, "...abrió el camino de una ciencia nueva: la Arqueología Prehistórica". Pero nadie habla de que veinte años antes, en 1843, se publicó una referencia sobre "esqueletos humanos fósiles" descubiertos en la costa Sur de Camagüey, y en 1847 se hizo un estudio de otra mandíbula (identificada como "precolombina"), investigaciones con las que, según especialistas de muy alto nivel científico, "...se inicia la Arqueología Aborigen de Cuba".

Terminemos este trabajo, pues, repitiendo textualmente el último párrafo del anterior:

"Lo de Europa ocurrió después, con similares errores conceptuales e igual relevancia como acontecimiento para la historia de las ciencias; pero para los que escribieron esa historia –como otras tantas– la única credibilidad estaba para el mundo "civilizado" y no para los "salvajes" de segunda categoría como pueblos y como países".

FUENTES CONSULTADAS

-Padilla Bolívar, Antonio. "Atlas de Arqueología". Ediciones Jover, Barcelona 1963.

-Anónimo. "Artículo Adicional a los Apuntes para la Historia de Puerto Príncipe" –Cubitas- .En: Memorias de la Real Sociedad Patriótica de La Habana. Tomo IX, 1839.

-Anónimo. "Esqueletos humanos fósiles en Puerto Príncipe". En: Memorias de la Real Sociedad Patriótica de La Habana. Tomo XVII, 1843.

-Gómez de Avellaneda, Gertrudis. "Sab" .La Habana, 1963.

-Pezuela y Lobo, Jacobo de la. "Diccionario Histórico, Geográfico y Estadístico de la Isla de Cuba". Madrid, 1863.

-Cruz, José de la, Manuel Castellanos y Manuel de Jesús Arango. "Apuntes para la Historia de Cuba correspondientes a la Siempre Fiel, Muy Noble y Muy Leal ciudad de Santa María de Puerto Príncipe". Puerto Príncipe, 1844.

-Betancourt, José Ramón. "Una jira cubana". En: Prosa de mis versos. Barcelona, 1887.

-Dacal Moure, Ramón y Manuel Rivero de la Calle. "Arqueología Aborigen de Cuba". La Habana, 1986.

La arqueología prehistórica de Cuba comenzó por Camagüey

Por: Roberto Funes Funes

Durante siglos, los hallazgos fortuitos de restos óseos y objetos "de los indios" despertaron la curiosidad de las personas. Se puede decir que se hizo algo común el formar pequeñas colecciones con las que se integraba un muestrario de objetos vistosos o raros.

Debido a que faltaba la necesaria preparación cultural y científica -aparte de que las condiciones económicas y sociales limitaban el alcance de toda posibilidad investigativa rigurosa- , al colectar las piezas se destruían inconscientemente un número considerable de evidencias "insignificantes" pero decisivas para evaluar el desarrollo económico y social de una determinada comunidad humana. Esto, en lo material; porque en lo conceptual la influencia de la información obtenida de los cronistas de la época de la Conquista y la interpretación muy relativa de vocablos indios según algunos lingüistas, conducían a conclusiones subjetivas que dieron por resultado una enorme confusión generalizada.

Pero este panorama no era exclusivo de Cuba. En la civilización europea existía un similar caos de conclusiones diversas y personales alrededor de estos temas, hasta que en 1863 Jacques Boucher de Perthes descubrió en las riberas del río Somme, cerca de París, la llamada mandíbula de Moulin Quingnon que --dada a conocer erróneamente como fósil de un hombre del Cuaternario europeo-- debido a la investigación que promovió, marcó el hito de romper con la anterior tradición puramente coleccionista para abrir el camino de una ciencia nueva: la arqueología prehistórica.

El hecho fue suficientemente divulgado entonces y contaba a su favor con factores económicos, culturales y hasta geográficos, por el hecho de haber acontecido en una de las grandes naciones del grupo de las metrópolis coloniales. Todavía hoy las fuentes bibliográficas coinciden como un coro griego en que lo de Moulin Quingnon constituyó el punto de partida.

Y no es así.

Veinte años antes, en 1843, en un perdido punto costero llamado Estero de los Caneyes, a unos 65 kilómetros al oeste sudoeste de Santa María del Puerto del Príncipe –hoy Camagüey--, un hacendado llamado Francisco Agramonte localizó un cementerio indio, hallazgo que curiosamente fue reportado tal y como se haría en nuestros días, y que dio lugar a un artículo recogido en el tomo XVII de ese mismo año, de las Memorias de la Real Sociedad Patriótica de La Habana, titulado "Esqueletos humanos fósiles en Puerto Príncipe".

Es indiscutible que causó revuelo, al menos en el mundo científico, porque apenas cuatro años más tarde, en 1847, el profesor español don Miguel Rodríguez Ferrer visitó la zona y en el llamado Estero de Remate recogió una mandíbula humana, que al ser examinada en 1850 por estudiosos del Museo de Historia Natural de Madrid, fue identificada como pre-colombina.

Ahora podrá parecernos una afirmación de Perogrullo, pero situándonos en época, este tipo de hallazgos ni se reportaban, ni se llevaban ante estudiosos, por lo que la conclusión, aunque sencilla, cuenta con el aval de ser un resultado de investigación.

Los trabajos de Rodríguez Ferrer –publicados en 1876 en los dos volúmenes madrileños de Naturaleza y civilización de la grandiosa Isla de Cuba--, no obstante su errónea conclusión de que los cráneos del sur de Camagüey pertenecían a caribes, fueron fundamentales por esa otra visión basada en criterios científicos multidisciplinarios, de lo que hasta entonces fue sólo entretenimiento para coleccionistas.

Los doctores Ramón Dacal Moure y Manuel Rivero de la Calle son categóricos al afirmar que con el hallazgo y posterior estudio de la llamada "mandíbula de Puerto Príncipe" por Rodríguez Ferrer "...se inicia la arqueología aborigen de Cuba".

Si ahora los sacrosantos libros europeos de la historia de la arqueología prehistórica no hablan del hecho científico ocurrido en el lejano Camagüey de mediados del siglo XIX, puede resultarnos hasta lógico: la mentalidad era esa y nadie por entonces, ni aún después, le otorgaba importancia a lo que ocurriese en una agreste región de una colonia americana de España, llamada Cuba.

Lo de Francia ocurrió después, con similares errores conceptuales e igual relevancia como acontecimiento para la historia de las ciencias; pero para los que escribieron esa historia

-como tantas otras- la única credibilidad estaba para el mundo "civilizado" y no para los "salvajes" de segunda categoría como pueblos y como países.

FUENTES CONSULTADAS

Anónimo. "Esqueletos humanos fósiles en Puerto Príncipe" En: Memorias de la Real Sociedad Patriótica de La Habana. Tomo XVII. Pág 457. 1843

Tabío, Ernesto y Estrella Rey. Prehistoria de Cuba. La Habana, 1979. Pág. 55.

Rodríguez Ferrer, Miguel. Naturaleza y civilización de la grandiosa Isla de Cuba. Madrid, 1876. Volumen I.

Dacal Moure, Ramón y Manuel Rivero de la Calle. Arqueología aborigen de Cuba. La Habana, 1986. Págs. 30, 63 y 64

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