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Capital de la Ciudad de los Tinajones

La cocina tradicional camagüeyana: origen y consolidación

Platos típicos de la comida camagüeyana¿Cuándo surgió la cocina principeña? Como en toda tradición, es difícil precisar su origen. Sin embargo, no resulta festinado decir que debió nacer desde el principio mismo de la villa de Santa María del Puerto del Príncipe, aunque no haya documento que de fe del hecho.

De los intrincados senderos recorridos por nuestra cocina sirve de ejemplo la metamorfosis del gigote español. El plato era originalmente un guisado de carne picada rehogada con manteca (siglo XVI). En los mil ochocientos tantos, el jigote principeño era otra cosa; ¡y no sólo por el cambio de la g por j!

En toda la Isla el jigote era ya una sopa compuesta de caldo de pollo o gallina, carne picada finamente, huevos crudos o duros (al servir), cuadraditos o rodajas de pan tostado o frito, etc. En Camagüey se le añadían almendras peladas, tostadas y molidas; y vino blanco, al momento de servirlo. En la Cuba colonial, el jigote integraba el menú de las grandes fiestas y banquetes. También era comida de enfermos. Se servía en tazas.

En el siglo XVI comenzó la transculturación indohispánica en alimentos, técnicas y vocablos que dio inicio a nuestra cocina. El casabe sustituyó al pan. Al ajiaco aborigen se le adicionaron carnes saladas o frescas que no conocían los indocubanos.

El ajiaco suplía así a la olla podrida, plato favorito (o quizá el único) de las masas populares españolas. El ajiaco sería desde entonces comida ordinaria de los pobladores.

No se sabe a ciencia cierta qué se comía entonces, pero una de las tantas mentiras históricas debe destruirse: la primera centuria de la colonización en Cuba no fue de hambruna para los españoles, al menos en Puerto Príncipe. La base alimentaria aborigen garantizó que el comer fuera incluso un placer y un acto social.

En 1534 el gobernador don Manuel de Rojas, que recorrió la Isla, encontró en el Príncipe unos veinte vecinos, con los alcaldes, cuatro regidores y aguacil, y “personas amancebadas y abarraganadas con sus propias naborías y aún con sus esclavos, y con hijas de españoles y mujeres de esta tierra, con tanta paz y sosiego como si estuviesen a la ley de bendición”.

Y es interesante este otro elemento histórico: “día de fiesta, vi que se mudaron en casa de Francisco Velázquez las mujeres casadas y honradas a holgar y merendar como algunas veces lo hacen las doñas de esta Villa, unas con otras, y se halló allí presente el señor Manuel de Rojas, las cuales por le hacer fiesta como a persona recién venida a aquella Villa, le rogaron que merendase allí con ellas, el cual aceptó por les hacer placer”. (Sic)

Al cerrar el siglo XVI Puerto Príncipe era ya la tercera zona económica en importancia de Cuba.

En su obra Espejo de Paciencia (1604-1608) el poeta Silvestre de Balboa añora “aquellas hicoteas de Masabo/que no las tengo y siempre las alabo”. Es la primera noticia de nuestra cocina criolla.

El desarrollo de la ganadería vacuna y porcina en el siglo XVII contribuyó a incrementar el consumo de carnes frescas en ocasiones especiales. La Semana Santa, la Nochebuena y el San Juan se convirtieron poco a poco en festividades que desarrollaron la venta de alimentos ligeros y la diferenciación en los hábitos alimentarios de las clases y capas sociales.

En los siglos XVI y XVII en la flamante metrópoli hispana el contraste en la alimentación era agudísimo: refinamiento y gula en la nobleza; modestia, frugalidad y hambruna en la clase media y el pueblo. Los colonos de las Indias estaban acostumbrados a comer cuando se podía.

Aquellos seres hambreados respondieron a esa situación creando, tan pronto las condiciones materiales les fueron favorables, una rica cocina criolla. Y se crearon nuevas diferencias.

Pescados, mariscos y crustáceos han estado presentes en la alimentación dentro de territorio camagüeyano En la Semana Santa era típico el consumo, especialmente el Viernes Santo, de platos de pescado y mariscos, como el serrucho y la coca. Era en el Camagüey la coca un pastel heredado de la cultura catalana. Debió ser introducido entre 1800 y 1835, fecha de la primera gran emigración de los naturales de Cataluña hacia Cuba.

Las Nochebuenas entronizaron en las mesas principeñas el lechón asado en púa, que luego se desmontaba y se colocaba sobre una yagua.

El plato también se hizo frecuente en los asaltos entre amigos en el San Juan, junto a la gandinga. Los postres eran buenos dulces de frutas en almíbar, buñuelos y cuajada con miel de abejas.

Las Ferias de la Caridad incrementaron la venta de dulces, panetelas y ponches. Además, en las cenas, la tradición de “robarse la comida” entre familias.

En el siglo XIX, factores económicos y administrativos convirtieron a Puerto Príncipe en una ciudad que se desarrollaba y se veía precisada a refinar su cocina.

En la cocina se extendió el empleo del maíz pelado como contrincante del garbanzo en arroces y guisos. Además, surgieron nuevas preparaciones con el uso de almendras, uvas pasas, aceitunas, guisantes, vinos, esencias y polvos aromáticos desusados hasta entonces.

El tasajo seguía siendo el artículo de mayor consumo entre las masas de la población. Y en las mesas de las clases acomodadas sólo se ausentaba en presencia de invitados extranjeros.

El tasajo se comía en arroz, en aporreado, en picadillo, en pencas y en rollitos. Se dice que los rollitos de tasajo estaban entre los platos preferidos de la gran poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Los rollitos de tasajo eran una excelente combinación. El tasajo desalado se cortaba a la jardinera, se salteaba en poca grasa y se sofreía en una salsa criolla perfumada con vino. Se envolvía luego en casabe (humedecido con agua de sal). El rollito se pasaba por pan rallado (o galleta molida) y huevo y se freía en grasa bien caliente hasta dorar. Se acompañaban con boniatos fritos y salsa criolla al gusto.

El exceso de grasa no era típico de todos los platos tradicionales. Los había, mayoritariamente, parcos en grasa. Y también los que ex profeso tenían exceso de grasa, como el arroz con carne de cerdo.

Nuevamente las festividades tradicionales consolidaban y difundían el consumo de golosinas: rosquitas de catibía, caraca, matahambre, bienmesabe y otros.

Y no podía faltar el contraste social. Fue famoso en el barrio del Cristo el sopón conocido como caldo de pata, fácil de obtener y barato.

Era importante la actividad relacionada con la cocina en la ciudad de Puerto Príncipe. En el siglo XIX son representativos los datos que brinda un informe de la Contaduría Municipal (26 de septiembre de 1854) : 60 chocolaterías; 65 confiterías; 71 dulcerías; 93 fondas; 148 panaderías; 181 puestos fijos de legumbres y frutas; y 216 pulperías, bodegas y tiendas mixtas.

Con el auge sociocultural y económico de ese siglo la cocina doméstica principeña adquirió un toque de distinción en las clases pudientes. Lo principeño (camagüeyano) en las comidas devino también signo de identidad propia.

Antes de 1868 (año de inicio de nuestra primera gran gesta independentista) ya había culminado el proceso de desarrollo de la cocina tradicional camagüeyana. Ésta continuó enriqueciéndose en el siglo XX con el aporte de nuevos inmigrantes.(Por:Héctor Juárez Figueredo | Fotos: cortesía de la Asociación de Culinarios de Cuba en Camagüey)

De nuevo los tinajones camagüeyanos

Tomado de "Camagüey, de la leyenda y la historia", Oficina del Historiador de la Ciudad

El típico tinajón camagüeyano"No abundan los aljibes; el agua se recoge en hermosas tinajas [...], colocadas en los patios, por su gran cantidad contendrán 4 ó 6 de ellas la cantidad de agua de un aljibe".

Así describió el habanero Antonio Bachiller y Morales los típicos tinajones camagüeyanos cuando en 1838 visitó la ciudad de Santa María del Puerto del Príncipe.

El tinajón es el símbolo camagüeyano por antonomasia. Constituye la representación lugareña más enraizada. Por ello, a Camagüey se le conoce en toda Cuba como la “Ciudad de los Tinajones”.

Nuestro tinajón tiene antecedentes en la vasija andaluza. Fue la solución con la que alfareros procedentes del sur de España –asentados tempranamente en Puerto Príncipe– trocaron en almacenes de agua los recipientes antes empleados para guardar granos, vinos, aceites y otros líquidos.

Aunque los tinajones se elaboraron masivamente en nuestra región a partir del siglo XVII, no son privativos de ella. Se hicieron también en otros lugares de Cuba –Trinidad y Sancti Spíritus–, las Antillas –Jamaica– e, inclusive, en la América del Sur –Chile y Perú–, donde se recogió la tradición alfarera de la civilización incaica.

Del barro rojo de la Sierra de Cubitas comenzaron a fabricarse los tinajones desde los años del 1600, según noticias, a pesar de que no hay hoy día ningún tinajón inscrito con fecha tan remota. La más antigua data de 1760.

Su producción tuvo el mayor auge en las décadas centrales del siglo XIX. A partir de 1868, con el inicio de las contiendas independentistas, quedó casi cancelada. Se restableció sólo entre 1878 y 1895, para luego cesar por completo.

Todo hogar del Camagüey tenía al menos un tinajón. El agua contenida dentro las frescas paredes era empleada para beber y cocinar, y se hizo brindis acostumbrado a las visitas de propios y extraños. Y muchos de estos terminaban casándose aquí... Por ello antaño y aún hoy suele decirse, en noviazgos y bodas semejantes al galán:

—¡Ese tomó agua de tinajón!

En 1900 existían en la ciudad más de 16 000 tinajones. Hoy apenas quedan unos 2 500 de los originales. Muchos de los que hoy adornan jardines y parques fueron fabricados con posterioridad a 1976, cuando se rescató esa tradición alfarera.

De uno a otro siglo los tinajones fueron variando la forma. En esencia siempre quedó un modelo clásico que ha llegado hasta nuestros días. El típico tinajón camagüeyano es aquel de voluminosa panza, líneas geométricas delimitadas y cresta destacada, o amigdaloide.

Distintas anécdotas lo sitúan como escondite propicio para donjuanes pueblerinos sorprendidos en pleno romance, en terreno ajeno...

Se dice que en 1875 un soldado mambí visitaba a su hijo enfermo en la ciudad, cerca de la histórica Plaza de San Juan de Dios. Fue delatado y pudo salvarse de ser capturado por los guardias civiles españoles que lo buscaban, escondiéndose dentro de un voluminoso tinajón.

La imaginación de decenas de artesanos jugueteó con el blando barro en disímiles inscripciones y motivos ornamentales. El torno siguió girando generación tras generación. Los maestros alfareros sentaron las bases de la actual cerámica camagüeyana.

Y junto a esta nueva generación, en los típicos patios del Camagüey, transpirando humedad de siglos, entre arecas, flores y helechos, todavía vigilan el tiempo los grandes y ventrudos tinajones.
(http://www.ohcamaguey.co.cu/tradiciones_y_leyendas de_nuevo_los_tinajones_camagueyanos.asp)

El tinajón camagüeyano

Por:Manuel Villabella
El tinajón camagüeyano hace tiempo que pasó a ser una pieza de museo. No es que haya renunciado a ser un objeto de utilidad.

Aún en las vetustas casonas del Puerto Príncipe de antaño, las de traspatios enormes y enredaderas perfumadas, en las que se enseñorean solitarios o en camadas, rinden una función social porque siguen siendo aprovechados para almacenar el agua.

Si no, que me desmientan los poseedores de estos panzudos amigos, eficientes auxiliares en los días de seca que sufrimos hace algún tiempo.
Foto: Tinajones en camada

Sin embargo, el tinajón no es privativo del Camaguey. En Jamaica cuentan que también proliferan y constituyen un enigma. Lo cierto es que nuestros tinajones, los primeros, parece que nos llegaron de España; algunos aseguran que trasladando aceites.

Los principeños, que todo indica no acostumbraban usualmente a perforar pozos, comenzaron a usar las vasijas para almacenar el agua de lluvia, al igual que hacían con los llamados aljibes.

Se dice que cuando caían los primeros aguaceros, en el mes de mayo, se lavaban los tinajones y el agua comenzaba a almacenarse en los segundos aguaceros.

Con este sistema, aseguraban nuestros abuelos, se evitaba el “embuchado”, como llamaban a las nauseas y vómitos que provocaban estas infectadas primeras aguas, que de paso limpiaban las polvorientas canales que morían en el tinajón.

Los artesanos, alfareros camagüeyanos, al ponerse de moda el tinajón, comenzaron a fabricarlos, respondiendo así a una gran demanda y convirtiendo la producción de los artefactos en un medio de vida nada despreciable por aquellos años.

Indica la fecha de confección del tinajón, correspondiente a 1837Aun hoy día podemos descubrir algunos de los nombres de aquellos fabricantes, inscriptos en sus obras utilitarias. No son escasos, en ocasiones, adornos ornamentales en los vientres o bocas de los tinajones.

En la primera intervención norteamericana a la isla, en diciembre de 1900, las autoridades yanquis realizaron un inventario de los tinajones existentes dentro de los límites de la ciudad de Puerto Príncipe; se cuantificaron un total de 16 483.

Los tinajones camagüeyanos, únicos que en cantidades notables proliferaron en el país, fueron arrancados de sus patios y trasladados, como ornamentos, a otros lugares, fundamentalmente a La Habana e incluso a algunas ciudades de Estados Unidos.

Los tinajones, joyas de nuestro pasado colonialEl triunfo de la Revolución salvó estas valiosas piezas de nuestro patrimonio cultural. Notables alfareros del patio, entre ellos el artista de la plástica Nazario Salazar, pudieron desentrañar los métodos utilizados por los viejos artífices del Puerto Príncipe, para dar vida a lo que constituyen hoy día unas joyas de nuestro pasado colonial.

Cerremos este comentario citando a nuestra poetisa Aurelia Castillo, que recordando los tinajones de su niñez, en su casona de la calle Cristo, escribió:

Agua santa de este suelo
En el que se meció mi cuna,
Agua grata cual ninguna,
Que bajas pura del cielo.
Yo te beso con anhelo,
Casi con mística unción,
Pues creo que tus gotas son
De mi madre el tierno llanto
Al ver que te quiero tanto,
Camaguey, tu corazón.

Escritor, periodista e investigador de temas culturales camagüeyanos. Premio Nacional de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro. Hijo Distinguido de la Provincia de Camagüey
(http://www.ohcamaguey.co.cutradiciones_y_leyendasel_tinajon_camagueyano.asp)

UNA CRÓNICA PARA LAS MADRES EN SU DÍA

"Como Fue" | Video de Benny More, el Bárbaro del Ritmo

Conoce mi Camagüey

Disfruta de los encantos de mi ciudad.

Casa Quinta ¨Amalia Simoni¨

Fundación: 1 de diciembre de 1991
Colecciones: Historia, artes decorativas, arqueología, documentos
Dirección: Calle General Gómez No. 608 e/ Pasaje y Avenida Simoni, Plaza de la Habana
Teléfono: (032) 291534 y 292469
Adscrito a: Centro Provincial de Patrimonio Cultural

La actual Casa de la Mujer Camagüeyana fue construida a mediados del siglo XIX. El ambiente de tranquilidad y sosiego que se respira en esta casona neoclásica fue testigo de uno de los más bellos amores: el de Ignacio Agramonte y Amalia Simoni, conspirador por la independencia de Cuba y General mambí, él, y mujer de gran sensibilidad y espíritu de sacrificio, ella. Devenida con el tiempo en museo histórico, es hoy además un centro de trabajo comunitario que ocupa sus salones con muestras de la labor de artistas de Camagüey. En la Casa funcionan además talleres de artes manuales y plásticas y se realizan numerosas actividades culturales de regular realización.

Casino Campestre: un parque para todas las edades

Los juegos de la niñez, la sonrisa del abuelo, el primer amor, la sombra de la ceiba, de la algarroba, del eucalipto, los pasos iniciales del hijo y el regreso siempre, invitan al Casino Campestre, un tesoro de Camagüey.

Parque de permanente encuentro de los lugareños, es el principal pulmón verde de la ciudad; historia viva de un Camagüey que se regodea en ella y punto obligado para quienes visitan por primera vez la Ciudad de los Tinajones, o retornan al terruño.

UN POCO DE HISTORIA Y UN REGALO PARA LOS CAMAGÜEYANOS

La Sociedad Casino Campestre se creó en la entonces villa principeña, en 1860. Sus organizadores buscaban un lugar apropiado para exposiciones agropecuarias y de productos industriales y manufacturados, donde se celebraran, además, bailes para blancos y para negros.

Así surgió este parque. Vinculado a él mediante la Sociedad, estuvo el prócer independentista Salvador Cisneros Betancourt; Tomás Betancourt, autor de la primera historia conocida de Puerto Príncipe, y otros hijos ilustres del Legendario.

El Casino Campestre de Camagüey es mucho más que un espacio abierto, lleno de árboles y flores. Allí el médico Francisco Argilagos comenzó a vacunar contra la viruela, fue escenario de la muerte del jefe mambí Augusto Arango Agüero y lugar donde se jugó pelota por primera vez en tierra agramontina, a finales del siglo XIX.

Después de ser clausurado durante la Guerra de los Diez Años, y tras permanecer ocupado por militares españoles, el parque camagüeyano fue un coto cerrado que sólo tomó auge cuando eliminaron las cercas, lo urbanizaron y construyeron la glorieta.

UNA JOYA DENTRO DEL PARQUE

Sencilla, austera y sólida, ubicada en medio del Casino Campestre, la Glorieta fue signo de una mayor vitalidad en la estética urbana republicana a las afueras del antiguo centro histórico.

En Agosto de 190l los camagüeyanos propusieron la construcción de una glorieta en esta área de recreo; pero hasta 7 años después no quedó seleccionado el proyecto del albañil Alberto Casas Clopera.

Fue inaugurada el l9 de Julio de 1908, en acto amenizado por las bandas de música “Libertad” e “Infantil”, que desde entonces alternaron sus funciones con las retretas ofrecidas en el Parque Agramonte.

La Oficina del Historiador de la Ciudad, en aras de salvaguardar el patrimonio material y espiritual de Camagüey, garantiza la conservación arquitectónica de este importante elemento urbano.

MÁS DEL CASINO CAMPESTRE

Palmas, Ceibas, Anacagüitas, Cedros y Casuarinas adornan el Casino, que cuenta con un área superior a los 130 000 metros cuadrados y es lugar de esparcimiento, aire puro y belleza para los l8 000 camagüeyanos y forasteros que mensualmente lo visitan.

Tras más de cinco años de un trabajo de recuperación y remozamiento en varias de sus áreas, este parque tiene en sus 64 trabajadores a hombres y mujeres amantes de la naturaleza, fieles guardianes de sus tesoros y poseedores de la condición de “Colectivo Vanguardia Nacional”.

En el Casino Campestre existe la estatua del Libertador desconocido, que guarda en urna sellada los restos mortales de un mambí de nuestra guerra independentista.

Cuentan también que existió un alcalde de Camagüey que, en vida y en el poder, erigió un busto suyo, oportunamente desaparecido por sus opositores durante el ciclón de 1932.

Un año después y al lado de la estatua de Salvador Cisneros Betancourt, un grupo de estudiantes y trabajadores fundó la primera célula de la Liga Juvenil Comunista. Allí también se escenificaron fuertes luchas estudiantiles contra la tiranía de Fulgencio Batista.

El trabajo de reanimación del Casino Campestre, orgullo e identidad de los agramontinos y el mayor parque en área urbana de Cuba, dio vida nuevamente a su zoológico.

Allí habitan actualmente más de 273 animales de 65 especies, sitio que constituye otro punto focal de obligada visita a la protectora sombra de su floresta, junto al arrullo de los pájaros y la mirada amiga y vigilante de quienes lo cuidan, para que se mantenga como una joya de la Ciudad de los Tinajones. ( Raysa Mestril Gutierrez)

Festival de Cine Pobre abrirá con "Un día de noviembre"

Con la exhibición del filme Un día de noviembre fue inaugurado el séptimo Festival Internacional de Cine Pobre de "Humberto Solás", en la ciudad costera de Gibara, en el oriente cubano.

La cita, que a partir de esta edición toma el nombre de su creador, desaparecido físicamente en 2008, transcurrirá del 13 al 19 del presente mes con la participación de creadores de cerca de una veintena de países.

Unas 112 obras estarán en competencia en maquetas, proyectos en progreso, guiones inéditos para largometrajes de ficción, documentales, obras experimentales y videoarte, entre otras categorías.

Serán entregados además premios de ayuda a la producción, la promoción y la distribución como el Gran Premio a la Mejor Maqueta de Largometraje de Ficción y el Premio Especial del Jurado del Colegio de América al Mejor Cortometraje Hispanoamericano de Ficción.

Según informaron los organizadores en la página Web del evento, el VII Festival Internacional de Cine Pobre dedicará un homenaje especial al cineasta cubano Tomás Gutiérrez Alea, el cual incluirá la proyección del documental Titón: de La Habana a la Guantanamera, realizado por Mirtha Ibarra.

Serán exhibidos también los filmes Fresa y chocolate y La muerte de un burócrata, ambos de "Titón", quien fuera fundador del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, con 50 años de creado.

En la sección informativa se proyectarán muestras institucionales de otros eventos como el Festival La Boca del Lobo, de España y la del cine indígena CLACPI, de Venezuela.

Cuba competirá con dos de sus más recientes propuestas, La anunciación, de Enrique Pineda Barnet y Los dioses rotos, ópera prima de Ernesto Daranas.

NUEVO RADAR PARA TRAFICO AÉREO

Video Municipio MINAS, Camagüey, Cuba

Lidera Cuba juegos de ALBA de ajedrez

Camagüey, Cuba, 16 Abr (PL) Cuba continuó hoy aquí a la cabeza en el concurso de ajedrez de los Juegos de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

Los equipos Cuba A y de desarrollo juvenil (Cuba B), de ambos sexos, ocupan el primer y segundo lugar en la lista de resultados por participantes.

El conjunto cubano masculino acumula seis puntos en las dos rondas competitivas realizadas hasta ahora, mientras que Cuba B suma cuatro.

Por su parte la escuadra femenina del país anfitrión de los Juegos del ALBA va a la delantera con siete puntos. Las jóvenes del B alcanzan 3,5.

Le siguen en la tabla de posiciones del ajedrez masculino Venezuela (2,5), Bolivia (2) y Camagüey (1,5).

Dentro de los equipos femeninos también Venezuela va como tercera (3), seguido de Camagüey (1,5) y Bolivia (1).

Durante la jornada de hoy vencieron las ajedrecistas de Cuba y Venezuela, frente a Camagüey (3-1) y Bolivia (3-1), respectivamente.

Los hombres de esas naciones ganadoras –en igual orden- también lograron la victoria ante Camagüey (2,5-1,5) y Bolivia, con similar puntuación.

Mañana viernes habrá dos rondas competitivas.

En la sesión matutina jugarán los camagüeyanos con los venezolanos, y los jóvenes valores cubanos con sus coterráneos del equipo Cuba.

Durante la tarde se enfrentarán en los tableros Venezuela y el juvenil de Cuba, y Bolivia y Camagüey.

El árbitro internacional cubano, Fausto Osorio, comunicó a la prensa el acuerdo adoptado aquí de masificar el ajedrez en todas las comunidades de los países miembros del ALBA.

Camagüey, sede del ajedrez en III Juegos del ALBA

Las competencias del torneo de ajedrez de los III Juegos del ALBA comenzarán en la tarde de hoy en uno de los amplios salones del museo Ignacio Agramonte, de esta ciudad de Camagüey.

Los ajedrecistas que intervendrán en la tierra de El Mayor, son: Bolivia, Venezuela, dos escuadras de Cuba ("A" y "B") y Camagüey.

Uno de los salones del museo fue acondicionado para el cotejo, que comenzará a las tres de la tarde.

Esta construcción data de la primera mitad del siglo XIX, cuando el colonialismo español lo edificó con fines militares.

El trabajo principal como preparativo del torneo, que se extenderá hasta el venidero día 21, estuvo dirigido a dotar al local de una adecuada iluminación.

Como se ha informado, los Juegos tendrán por escenario a las 14 provincias y el municipio especial Isla de la Juventud, con accionar hasta el día 27 en 30 deportes oficiales y cuatro de exhibición.

Según el periódico Granma, participarán más de mil 104 foráneos, 786 deportistas y 318 oficiales.

Los países que ya habían llegado a Cuba son: Colombia, Ecuador, Puerto Rico, República Dominicana, Chile, Guatemala, México, Perú, Venezuela, Panamá, Haití, Francia, República Popular del Congo, Lesotho, Alemania, Kazajstán, Sri Lanka y Canadá. (Diosdada Sagarra Díaz)

Una camagüeyana de corazón

Camagüey, Cuba.- María del Carmen Lapinel es una multifacética mujer. Conocida primero, por su singular colección de bolígrafos; luego, por la pasión filatélica que vincula a personalidades de las artes, el deporte y la política con las estampillas de correos; y ahora, se adentra en la composición musical.

De profesión economista, María del Carmen llegó al mundo de las colecciones tras su jubilación: “Fue en 1991, tenía que sentirme útil en algo, llenar el vacío del trabajo cotidiano, pues no concebía el retiro para estar sólo en la casa, y empecé a coleccionar bolígrafos. Así me fui espiritualmente llenando.”

“Ya tengo mil bolígrafos, entre ellos 40 juegos del Comandante en Jefe Fidel Castro, y he tenido que parar porque cuido a mi mamá, una anciana enferma y no puedo mantener las gestiones. Casi no salgo de la ciudad de Camagüey; pero hago otras cosas.”

Otros nombres de “dueños” de los bolígrafos ya famosos se incluyen en la lista: personalidades de la cultura, entre ellas Alicia Alonso, Dulce María Loynaz, Silvio Rodríguez, el pintor Roberto Fabelo y también deportistas como Javier Sotomayor, Ana Fidelia Quirot y Mireya Luis, por sólo mencionar algunos.

Casi de manera simultánea con los bolígrafos surgió la pasión por la filatelia, y a partir de 1995, la idea tomó cuerpo:

“Mira, yo empecé graficando con sellos de correos, La Edad de Oro, de José Martí, todos los cuentos del Maestro y luego le di continuidad a ese trabajo con la ilustración de la obra de Fernando Ortiz, de Alejo Carpentier, de Nicolás Guillén y de Dulce María Loynaz. A partir de ahí nació el Proyecto José Martí, con sus variantes: entrevistas a otros famosos, en sobres, que ellos escriben de puño y letra y los ilustro con un sello de correos según la temática. Ya he realizado más de dos mil entrevistas por esa vía, que es un poco de periodismo ‘sui géneris’, y así he conocido a muchas personas.”

María del Carmen Lapinel compone: escribe la música y los textos, y ha grabado ocho discos

Ahora María del Carmen Lapinel compone: escribe la música y los textos, y ha grabado ocho discos, todos con la asesoría, la producción y los arreglos de Luis Orestes García, Tatica, graduado de dirección orquestal y actualmente director del Trío Los Monarcas, en Camagüey.

“Ya tengo más de 150 canciones registradas, muchas de ellas dedicadas también a personalidades, por ejemplo: Jorge González Allué, Martha Jiménez, Premio de la UNESCO, Emilio Ballagas, la deportista Débora Andollo, y además, hice un disco titulado ‘La Camagüeyana’, que sirvió de tema para la novela radial La Casa de los Altunaga, grabada en Radio Cadena Agramonte.”

Y aunque María del Carmen nunca ha estudiado música, parece que es un don, confiesa ella: “me inspira una persona, o su obra, le he dedicado algunas piezas a pintores, poetas, y así le hice una canción a Nicolás Guillén: ‘Clavel de la Madrugada’; es una historia de la poesía de él en diferentes etapas.” (Texto y fotos: Miozotis Fabelo Pinares)

EL NEGRO MAR | Poema de Nicolás Guillén

La noche morada sueña
sobre el mar;
la voz de los pescadores
mojada en el mar;
sale la luna chorreando
del mar.

El negro mar.

Por entre la noche un son
desemboca en la bahía;
por entre la noche un son.
Los barcos lo ven pasar,
por entre la noche un son,
encendiendo el agua fría.
Por entre la noche un son,
por entre la noche un son,
por entre la noche un son. . .

El negro mar.

—Ay, mi mulata de oro fino,
ay, mi mulata
de oro y plata,
con su amapola y su azahar,
al pie del mar hambriento y masculino,
al pie del mar.

Nicolás Guillén

Camagüey, Guillén y su casa natal

Vista exterior de la residencia, ubicada en un lugar del centro histórico de la ciudad.

La casita colonial de la calle Hermanos Agüero, esquina Príncipe, en el centro histórico de la ciudad, resulta de paso obligado para quienes visitan el territorio por vez primera.

Tinajones, tejas rojas, pisos de barro, canales para el desagüe, y otros elementos constructivos representativos de la provincia de Camagüey, están presentes también en la casa natal del destacado poeta y periodista cubano Nicolás Guillén (1902-1989).

La casita colonial de la calle Hermanos Agüero, esquina Príncipe, en el centro histórico de la ciudad, resulta de paso obligado para quienes visitan el territorio por vez primera.

La obra de Guillén, Poeta Nacional de Cuba, ha sido traducida a los más inimaginables idiomas, además de los tradicionales, y sus poemarios publicados suman más de 15 títulos; mientras los de Periodismo recogen temáticas relacionadas con la identidad nacional, los problemas de la raza negra y del ser humano de manera general, así como la visión que tuvo de la guerra, en particular de la Civil Española, de 1936.

La casa conserva su estructura original, compuesta por la sala, tres cuartos pequeños, y un patio interior tradicional; pues la cocina ya ha sido adaptada.

El autor de los poemarios Motivos de Son y Sóngoro Cosongo residió aquí hasta los seis años de edad, y luego vivió en varios lugares en la calle Lugareño.

El centro surgió en 1992 como institución encargada de controlar, evaluar y asesorar científica y metodológicamente el sistema de investigaciones en el terreno de la cultura.

Entre sus principales líneas de investigación se encuentran: Vida y obra de Guillén y José Martí, Pensamiento cultural cubano, Estudios y diagnósticos socioculturales, entre otros.

En la casa se encuentra ubicada la filial del Instituto Superior de Artes de Camagüey, donde se imparten clases de pregrado en las líneas de música, ballet y arte de los medios de comunicación audiovisual con sus diferentes especialidades.

La Bienal de Investigaciones Socioculturales resulta el evento de carácter nacional de mayor importancia en su tipo que realiza el sistema de cultura de la provincia, y el de mayor connotación que organiza el CENG. (Gilberto Rodríguez y Alina M. Lotti)

Tinajones del Camagüey


Tinajones del camagüeyTinajones del camagüey





El tinajón de barro, grande y ventrudo, es, por antonomasia, el símbolo cultural de la ciudad de Camagüey. El tinajón camagüeyano, orgullo de los habitantes de aquella tierra cubana de grandes llanuras tiene sus antecedentes en la vasija andaluza, o aljibe, palabra heredada del paso de los moros por España.

No abundan los aljibes; el agua se recoge en hermosas tinajas [...], colocadas en los patios, por su gran cantidad contendrán 4 ó 6 de ellas la cantidad de agua de un aljibe, escribió el habanero Antonio Bachiller y Morales sobre los típicos tinajones cuando en 1838 visitó la ciudad llamada primeramente, Santa María del Puerto del Príncipe, fundada el 2 de febrero de 1514 por los colonizadores españoles.

¿Cómo surge la tradición en las tierras del Camagüey? Una de las primeras siete villas fundadas en la Isla por los llegados de Europa en la zona centro-oriental de Cuba, a 550 kilómetros de La Habana por carretera, y a una hora de vuelo. Limita al este con la provincia de Las Tunas; al norte, con el Canal Viejo de Bahamas; al oeste, con la provincia de Ciego de Ávila; y al sur, con el Mar Caribe.

Según la historia, los alfareros procedentes del sur de España utilizaban grandes recipientes para almacenar granos, aceites, arroz, líquidos. Pero pronto se dieron cuenta de que eran magníficos depósitos para mantener fresca el agua para el consumo humano. Tanto, que se dice que no hay agua más agradable al paladar que la guardada en tinaja.

No fue privativa del territorio cubano la elaboración de estos importantes almacenes de barro. En América del Sur, por ejemplo, en especial Chile y Perú, la tradición alfarera es herencia de la cultura de los incas.

La historia recoge que los tinajones del Camagüey surgieron en patios y jardines a partir del año 1600, hechos del barro rojo de la Sierra de Cubitas. Sin embargo, la más antigua de que se tenga inscripción data del 1760.

La producción de los tinajones pasó por distintas etapas. Con auge elevado en las décadas centrales del siglo XIX, con el estallido de las diversas etapas de las guerras independentistas iniciadas en 1868, quedó prácticamente cancelada la fabricación de estos útiles elementos hogareños. Pero al menos, en cada hogar existía una de aquellas vasijas de barro.

En 1900, existían en Camaguey 16 mil tinajones. En el presente, de aquellos originales, quedan apenas 2 500. Pero a partir de 1976, y en rescate de la tradición alfarera, volvieron a poblar la urbe.

El tinajón de ahora no ha perdido su esencia. Hay un modelo clásico que llegó hasta la actualidad. Posee una voluminosa panza, líneas geométricas delimitadas y un reborde destacado, o amigdaloide.

Sobre los tinajones hay muchas leyendas. Se dice que quien bebe de su agua se queda a vivir en la ciudad, por cierto bellísima; otros rumoran que galanes de amores prohibidos los utilizan como escondite nocturno, y hay una anécdota de la guerra, en 1875, que narra como un soldado del Ejército Libertador cubano salvó la vida cuando se introdujo en una de las vasijas, pues a pesar de la represión española que lo buscaba por una delación, tuvo la valentía de visitar a un hijo enfermo cerca de la histórica plaza de San Juan de Dios.

Son notables los cuentos que atesora esta admirable tierra, la más llana de Cuba. Su nombre mismo nombre es una voz indo cubana, de origen arauco.

Su posible origen es Camagua / ey .La camagua es un arbusto silvestre de tierras bajas. La terminación ey indicaba del linaje de, de la estirpe de, descendiente de. Por ello, la voz Camagüey indicaba la ascendencia (mágico-religiosa) a partir de este árbol, del cual se consideraban descendientes los caciques del territorio, al que también le daban su nombre.

Camagüey es famosa por sus hermosos paisajes (posee la mayor cantidad de cayos e islotes del país y cuenta con más de 120 kilómetros de hermosas playas asociadas a las cayerías norte y sur de su área, sus pastizales, sus historias patrióticas y sus leyendas de tradición oral llegadas hasta nuestros días, muchas heredadas de los andaluces asentados por esos lares.

Pero, sin dudas, lo que más atrae la atención de los visitantes a la capital son los ventrudos tinajones, que desde tiempos ya perdidos en la memoria, contemplan el paso de las nuevas generaciones de camagüeyanos, orgullosos de sus añejas tradiciones.

Y recuerde, si desea retornar a su lugar de origen, si es que sólo va de paso por Camagüey, evite tomar agua de tinajón, pues según la leyenda popular, El que tome agua del tinajón permanece para siempre en este lugar" o también aquel joven que tome agua del tinajón, ha de prendarse de una camagüeyana y permanecer en esta tierra para siempre.

Biblioteca Provincial "Julio Antonio Mella

Ubicada en: calle Salvador Cisneros 177

En el lugar que hoy ocupa esta moderna edificación de estilo neocolonial se encontraba en la tercera década del siglo XVIII la casona del regidor Jacinto Manuel Hidalgo Agramonte. El 31 de enero de 1827 nació en este lugar Francisco Sánchez Betancourt, notable patriota y diputado a la Asamblea Constituyente de la República en armas en 1869. La casa perteneció al Marqués de Santa Lucía Salvador Cisneros Betancourt. Aquí radicó la Sociedad Filarmónica de Puerto Príncipe, más tarde El Casino Español y finalmente el Liceo de Camagüey. En junio de 1963 pasó a ser la Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella.


En la cuarta década del siglo XX fue demolida la antigua edificación, y fue levantada nuevamente una moderna estructura de influencia neocolonial.


En 1961 en su interior fue mostrada al público una exposición de armas y diversos objetos capturados a los mercenarios en Playa Girón.


Posee una magnífica cubierta de tejas criollas en excelente estado de conservación.


El inmueble es de dos niveles. Cuenta con un portal jerarquizado con tres arcos de medio punto. El vestíbulo visto en planta, sigue la silueta de un tinajón camagüeyano, conduce éste hasta la escalera que va al segundo nivel.

Es característico el patio interior, heredado de la arquitectura colonial, pero con un carácter nuevo. En su centro se colocó una fuente de agua. El espacio como tal se va conformando con arcos mixtilíneos, isabelinos, cerrados con vitrales y persianas francesas y que
permiten el acceso a los diferentes locales.

Es considerado uno de los más importantes lugares históricos de nuestra ciudad por donde han pasado muchas notables figuras entre ellas, Enrique José Varona, Amalia Simoni, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Juan C. Nápoles Fajardo, José Ramón Betancourt, el
generalísimo Máximo Gómez y Dulce María Loynaz.

Academia Vicentina de la Torre: un hito para las artes en Camagüey

El año 1967 marcó un hito para las artes en Camagüey: ese año fue creada la Escuela Principal de Arte, hoy Academia Vicentina de la Torre.

Allí se honra a esta pedagoga de las Artes, quien dio su nombre y su vida a esa escuela, de la cual fue fundadora y en la que puso todo su empeño para que las nuevas generaciones de artistas tuvieran un lugar especial donde prepararse.

La majestuosa instalación de estilo colonial acoge en sus amplios pasillos obras de reconocidos artistas camagüeyanos, que se intercalan entre las arcadas y vitrales para adornar el recinto.
Un claustro muy competente prepara a los futuros artistas del Camagüey y de Cuba

La Academia de Arte hace honor a la principal figura de la enseñanza artística en Camagüey -Vicentina de la Torre- llevando adelante el legado de su vida con la consagración al arte; una obra que enriquece la espiritualidad de todos los que amamos lo bello.

Fondo Cubano de Bienes Culturales

La Filial Camagüey del Fondo Cubano de Bienes Culturales es el sitio por excelencia donde visitantes nacionales y extranjeros podrán adquirir una autentica obra de arte.

El complejo cultural comercial formado por la Galería Amalia y una red de tiendas especializadas, ofrece muestras representativas de la Plástica Camagüeyana, Reproducciones de Arte Cubano Contemporáneo y obras tridimensionales en diversos soportes, así como una gran variedad de souvenirs, artículos decorativos y utilitarios, prendas de vestir, bisutería y calzado.

Las instituciones y empresas encuentran en la tienda de Ventas Mayoristas creaciones artesanales dignas de ser obsequiadas en reuniones o eventos de todo tipo.

Los artesanos y artistas de la plástica cuentan con un espacio dedicado a la venta de materiales y materias primas para facilitar el proceso de creación.

La producción de muebles es una línea de negocios que se promueve a través de un excelente grupo de carpinteros ebanistas y del taller propio de carpintería de la Empresa.

MISIÓN:

Promover la Producción y la Comercialización nacional e internacional de la Artes Plásticas y Aplicadas, así como de servicios asociados a las Artes Visuales, representando a los creadores asociados a la entidad, propiciando la inserción de su obra en la vida cotidiana y generando fuentes de ingresos destinadas al financiamiento de la cultura.

El visitante local, nacional y extranjero encontrará en nosotros, lo mejor de la Artesanía Camagüeyana.

DIRECCIÓN

Ave. De La Libertad No 112 e/ Sifontes y Arrieta, La Caridad

Casa de la Trova Patricio Ballagas Palacios de Camagüey.

Dirección: Salvador Cisneros Betancourt # 17

Hace algo más de tres décadas, que esta antigua casona colonial abriga la Casa de la Trova Patricio Ballagas, nombrada así en recordación de un destacado trovador camagüeyano de las primeras décadas del siglo XX.

Conjuntos y solistas deleitan a los asistentes con la música tradicional cubana en las actividades diurnas y nocturnas. La Casa cuenta con un bar, donde se pueden saborear las bebidas y cócteles del país. En una pequeña tienda pueden adquirirse diversos souvenirs.

El lugar tiene su historia. En la primitiva vivienda habitó el capitán don Lucas Guerra de Figueroa, que cayó luchando heroicamente contra los piratas que atacaron la villa en 1679. El inmueble actual data del siglo XVIII.

Esta institución cultural ofrece a lo largo de la semana actividades caracterizadas tomando en consideración los gustos y preferencias de la población.

La Barbacoa

La Base de Campismo "La Barbacoa", del municipio camagüeyano de Sibanicú, hace materializar los sueños de quienes la visitan,por el contacto directo con la naturaleza, bañarse en las cristalinas aguas del río, disfrutar de los paseos a caballo y descansar en unión de sus familiares.

Camilo Pérez García, Administrador de esta Base de campismo,destacó: " Las 27 cabañas y en sentido general el establecimiento, se encuentran en mejores condiciones para el actual período vacacional; para ello el personal fue capacitado convenientemente. Son capaces de brindar un servicio de la mayor calidad".

La instalación recreativa se encuentra a 19 kilómetros del municipio de Sibanicú y a 67 de la ciudad de Camagüey, y está situada en la zona de La Yaya, que se caracteriza por tener un entorno campestre muy acogedor, donde predominan las flores silvestres, las aves y una exuberante vegetación.

Grupo de Teatro Infantil La Andariega

Fue un hermoso regalo a la memoria de Gertrudis Gómez de Avellaneda.

En aquella ocasión debutó el Grupo de Teatro infantil La Andariega, que –con el paso del tiempo- se consolidaría como uno de los productos culturales más queridos del Camagüey a consumación de un proyecto que contó con no pocos escollos a su paso... pero por fin, el proyecto del "Bambino" Antúnez se hizo realidad un 23 de marzo, hace nueve años, en ocasión de otro nuevo aniversario del natalicio de La Tula.

Desde sus inicios contó con el apoyo del Palacio Provincial de Pioneros Camilo Cienfuegos, desde donde irradiaba su obra creadora en Talleres de Creación dirigidos a los infantes que allí concurrían.

El "Bambino" Antúnez, su director, soñó con La Andariega y ahí está el fruto de su anhelo, reflejado en el amor que los componentes del conjunto –que suman más de 100- sienten hacia la Compañía y el respeto profesado a su Maestro y director, ejemplo de tenacidad y de dramaturgo enamorado del universo infantil.

Conjunto Dramático de Camagüey.

El Conjunto Dramático de Camagüey fue creado el 21 de noviembre de 1959. Constituye uno de los colectivos teatrales cubanos surgidos en la etapa de la efervescencia cultural de la Revolución, fue el segundo grupo
fundado después del triunfo de enero de 1959.

Surgió mediante una convocatoria del sistema de Cultura para la formación de actores, bajo la dirección de Miguel Ponce.

Las primeras obras presentadas fueron El peine y el Espejo, y Los Acosados, otras de un carácter más profesional fueron Los fusiles de la madre Carrar, de Bertold Brech, y Homenaje a Lorca. Las presentaciones como profesionales se realizan en 1963 con Santa Juana de América, de Andrés Lizarraga.

Entre los éxitos del Conjunto Dramático de Camagüey en su primera década de existencia se encuentran las obras Los intereses creados, La Ramera respetuosa y Santa Camila de la Habana Vieja, entre otras que fueron delineando su estilo con cada presentación.

El colectivo dirigido artísticamente desde 1968 por Pedro Castro es considerado una cantera en la formación de actores; muchos de ellos han triunfado también en emisoras de Radio y Televisión y en el propio teatro en toda Cuba.

En el Dramático de Camagüey han dejado una huella imborrable artistas como Elvira Cruz, Héctor Echemendía y Tony Fernández, de reconocida trayectoria también en el cine y la televisión. Otras figuras que lo prestigian son Reyna Ayala, Lourdes Gómez y Gaspar Sánchez.

Las pinturas rupestres de la muy camagüeyana cueva de María Teresa fueron conocidas antes que Altamira y Lascaux

Por: Roberto Funes Funes

Una considerable proporción de la literatura especializada sobre Arqueología –y más específicamente la que trata sobre el arte de las comunidades prehistóricas– coincide en que "...Altamira fue el primer paso firme en la búsqueda del espíritu artístico de nuestros antepasados".

Altamira es la región de España donde, en 1878, se efectuó un hallazgo de pinturas parietales en el interior de una cueva. Eran dibujos que representaban a "...bisontes, animales de climas fríos y que hacía miles de años que habían desaparecido de la geografía peninsular ".

Cuando aquello se divulgó, un obstáculo que parecía insalvable se le opuso: el Comité de Estudios para la Historia del Hombre, con sede en Francia, desaprobó "...toda teoría que presentara a unos antepasados menos salvajes y más artistas de lo admitido". Esa censura sepultó en el olvido durante 19 años el importante descubrimiento.

Aún transcurrido ese tiempo, cuando en 1897 fueron halladas pictografías similares en una cueva francesa conocida como La Mouthe, la Asociación por el Desarrollo de las Ciencias de ese país "...acusó a los sustentadores de esas teorías de comprometer el prestigio de la Antropología Histórica".

Marsoulas, en el propio año de 1897 y Cambarelles, en 1901, acabaron demostrando que todas aquellas obras habían sido efectivamente realizadas por hombres primitivos.

La confirmación de que entre nuestros lejanos antepasados existía un nivel de desarrollo intelectual capaz de ser reflejado en manifestaciones artísticas vino después, con una abrumadora serie de sitios en España y Francia revelados entre 1908 y 1927 con dibujos que parecían hechos por una misma mano: Cogul, Tuc ‘d Audoubert, Isturitz, Valltorta, Rech Merle y Roc de Sers constituyen importantísimos lugares que guardan ese testimonio de la cultura humana en sus tiempos iniciales.

Esa que llamamos abrumadora serie concluyó en 1940 con el hallazgo de las pinturas de la famosa cueva de Lascaux.

En resumen desde 1878 hasta, por lo menos, 1901 –veintitrés años de diferencia–, nadie en el mundo científico europeo le concedió importancia a aquellos descubrimientos ni a las teorías que de ellos se derivaron. Se trataba, como se dijo entonces, "...de apreciaciones de personas que no eran especialistas".

Nada se dice, sin embargo, de que en 1839 una publicación cubana que circulaba en todos los dominios de España, incluída la metrópoli, publicó un "Artículo Adicional a los Apuntes para la Historia de Puerto Príncipe", en el que se hablaba de una cueva llamada María Teresa, en la camagüeyana Sierra de Cubitas, sobre la que se decía: "...en sus paredes se advierte, a todo lo largo, una cenefa igual a las de algunas de nuestras habitaciones, lo que persuade que no es obra de la naturaleza, y más si se atiende a la igualdad del dibujo, a la finura de los colores, a las proporciones, etcétera (...) se infiere que dicha cenefa es obra de los antiguos que tal vez vivieron o se alojaron por algún tiempo, porque no puede ser otra cosa".

Se hace oportuno precisar que esta referencia camagüeyana de 1839 ocurrió casi dos décadas antes de que en la culta Europa se hablara por primera vez de los hallazgos de Altamira.

Y tal fue la repercusión de lo publicado en el referido "Artículo Adicional..." , que hay constancia de una solicitud fechada en Sevilla en 1840, en la que la insigne poetisa, dramaturga y novelista Gertrudis Gómez de Avellaneda se dirige a su tío Don Manuel Arteaga, residente en Puerto Príncipe, para que le remitiera "...una noticia minuciosa y circunstanciada de Cubitas y sus cercanías", elementos con los que pretendía ambientar una obra que estaba escribiendo.

Y así fue. En su novela "Sab", de 1841, La Avellaneda refiere que "...los naturales hacen notar en la llamada cueva de María Teresa, pinturas bizarras designadas con tintes de vivísimos e imborrables colores, que aseguran ser obra de los indios".

Y en 1844 una comisión de regidores del Ayuntamiento principeño elaboró unos "Apuntes para la Historia de Cuba correspondientes a la Siempre Fiel, Muy Noble y Muy Leal ciudad de Santa María de Puerto Príncipe", destinados a ser incluídos en el capítulo referido a esta localidad en el gran "Diccionario Histórico, Geográfico y Estadístico de la Isla de Cuba", de Jacobo de la Pezuela.

Al comentar sobre las cavernas de la cordillera de Cubitas, aquellos regidores indicaron que "...son sorprendentes por su extensión (...) y por las preciosidades que contienen, entre otros muchos, jeroglíficos de los indígenas".

Transcurridos tres años –en 1847– José Ramón Betancourt publicó su obra "Prosa de mis Versos" y al reseñar una visita de jóvenes camagüeyanos y orientales a Cubitas, nos habla de la cueva de María Teresa, donde "...hay signos rojos, hechos al parecer con almagre o tierra bermeja, suponiéndose que fueran escrituras de los indios".

Por mucho que se busque, no aparece en la literatura especializada cubana –ni de ningún otro lugar del mundo–, referencia alguna sobre el arte de las comunidades primitivas que sea anterior a éstas cuatro que nos hablan de las cuevas de la Sierra de Cubitas, en el territorio camagüeyano.

Si de Altamira se dice que fue "...el primer paso firme en la búsqueda del espíritu artístico de nuestros antepasados" (a pesar de los tantísimos años de negación por parte de los más relevantes organismos científicos de su tiempo), ¿qué tendría de extraordinario que nuestra María Teresa –con una primera referencia 19 años anterior a la mismísima Altamira–fuera reconocida a la postre como algo parecido a "el paso previo a aquel llamado primer paso" de que tanto hablan los libros de Arqueología de los cuatro confines del planeta?.

Se aplica aquí el mismo caso que ya expusimos en el anterior artículo de la presente serie: Jacques Boucher de Perthes estudió una mandíbula hallada en l863 en las cercanías de París. El hecho, según los libros, "...abrió el camino de una ciencia nueva: la Arqueología Prehistórica". Pero nadie habla de que veinte años antes, en 1843, se publicó una referencia sobre "esqueletos humanos fósiles" descubiertos en la costa Sur de Camagüey, y en 1847 se hizo un estudio de otra mandíbula (identificada como "precolombina"), investigaciones con las que, según especialistas de muy alto nivel científico, "...se inicia la Arqueología Aborigen de Cuba".

Terminemos este trabajo, pues, repitiendo textualmente el último párrafo del anterior:

"Lo de Europa ocurrió después, con similares errores conceptuales e igual relevancia como acontecimiento para la historia de las ciencias; pero para los que escribieron esa historia –como otras tantas– la única credibilidad estaba para el mundo "civilizado" y no para los "salvajes" de segunda categoría como pueblos y como países".

FUENTES CONSULTADAS

-Padilla Bolívar, Antonio. "Atlas de Arqueología". Ediciones Jover, Barcelona 1963.

-Anónimo. "Artículo Adicional a los Apuntes para la Historia de Puerto Príncipe" –Cubitas- .En: Memorias de la Real Sociedad Patriótica de La Habana. Tomo IX, 1839.

-Anónimo. "Esqueletos humanos fósiles en Puerto Príncipe". En: Memorias de la Real Sociedad Patriótica de La Habana. Tomo XVII, 1843.

-Gómez de Avellaneda, Gertrudis. "Sab" .La Habana, 1963.

-Pezuela y Lobo, Jacobo de la. "Diccionario Histórico, Geográfico y Estadístico de la Isla de Cuba". Madrid, 1863.

-Cruz, José de la, Manuel Castellanos y Manuel de Jesús Arango. "Apuntes para la Historia de Cuba correspondientes a la Siempre Fiel, Muy Noble y Muy Leal ciudad de Santa María de Puerto Príncipe". Puerto Príncipe, 1844.

-Betancourt, José Ramón. "Una jira cubana". En: Prosa de mis versos. Barcelona, 1887.

-Dacal Moure, Ramón y Manuel Rivero de la Calle. "Arqueología Aborigen de Cuba". La Habana, 1986.

La arqueología prehistórica de Cuba comenzó por Camagüey

Por: Roberto Funes Funes

Durante siglos, los hallazgos fortuitos de restos óseos y objetos "de los indios" despertaron la curiosidad de las personas. Se puede decir que se hizo algo común el formar pequeñas colecciones con las que se integraba un muestrario de objetos vistosos o raros.

Debido a que faltaba la necesaria preparación cultural y científica -aparte de que las condiciones económicas y sociales limitaban el alcance de toda posibilidad investigativa rigurosa- , al colectar las piezas se destruían inconscientemente un número considerable de evidencias "insignificantes" pero decisivas para evaluar el desarrollo económico y social de una determinada comunidad humana. Esto, en lo material; porque en lo conceptual la influencia de la información obtenida de los cronistas de la época de la Conquista y la interpretación muy relativa de vocablos indios según algunos lingüistas, conducían a conclusiones subjetivas que dieron por resultado una enorme confusión generalizada.

Pero este panorama no era exclusivo de Cuba. En la civilización europea existía un similar caos de conclusiones diversas y personales alrededor de estos temas, hasta que en 1863 Jacques Boucher de Perthes descubrió en las riberas del río Somme, cerca de París, la llamada mandíbula de Moulin Quingnon que --dada a conocer erróneamente como fósil de un hombre del Cuaternario europeo-- debido a la investigación que promovió, marcó el hito de romper con la anterior tradición puramente coleccionista para abrir el camino de una ciencia nueva: la arqueología prehistórica.

El hecho fue suficientemente divulgado entonces y contaba a su favor con factores económicos, culturales y hasta geográficos, por el hecho de haber acontecido en una de las grandes naciones del grupo de las metrópolis coloniales. Todavía hoy las fuentes bibliográficas coinciden como un coro griego en que lo de Moulin Quingnon constituyó el punto de partida.

Y no es así.

Veinte años antes, en 1843, en un perdido punto costero llamado Estero de los Caneyes, a unos 65 kilómetros al oeste sudoeste de Santa María del Puerto del Príncipe –hoy Camagüey--, un hacendado llamado Francisco Agramonte localizó un cementerio indio, hallazgo que curiosamente fue reportado tal y como se haría en nuestros días, y que dio lugar a un artículo recogido en el tomo XVII de ese mismo año, de las Memorias de la Real Sociedad Patriótica de La Habana, titulado "Esqueletos humanos fósiles en Puerto Príncipe".

Es indiscutible que causó revuelo, al menos en el mundo científico, porque apenas cuatro años más tarde, en 1847, el profesor español don Miguel Rodríguez Ferrer visitó la zona y en el llamado Estero de Remate recogió una mandíbula humana, que al ser examinada en 1850 por estudiosos del Museo de Historia Natural de Madrid, fue identificada como pre-colombina.

Ahora podrá parecernos una afirmación de Perogrullo, pero situándonos en época, este tipo de hallazgos ni se reportaban, ni se llevaban ante estudiosos, por lo que la conclusión, aunque sencilla, cuenta con el aval de ser un resultado de investigación.

Los trabajos de Rodríguez Ferrer –publicados en 1876 en los dos volúmenes madrileños de Naturaleza y civilización de la grandiosa Isla de Cuba--, no obstante su errónea conclusión de que los cráneos del sur de Camagüey pertenecían a caribes, fueron fundamentales por esa otra visión basada en criterios científicos multidisciplinarios, de lo que hasta entonces fue sólo entretenimiento para coleccionistas.

Los doctores Ramón Dacal Moure y Manuel Rivero de la Calle son categóricos al afirmar que con el hallazgo y posterior estudio de la llamada "mandíbula de Puerto Príncipe" por Rodríguez Ferrer "...se inicia la arqueología aborigen de Cuba".

Si ahora los sacrosantos libros europeos de la historia de la arqueología prehistórica no hablan del hecho científico ocurrido en el lejano Camagüey de mediados del siglo XIX, puede resultarnos hasta lógico: la mentalidad era esa y nadie por entonces, ni aún después, le otorgaba importancia a lo que ocurriese en una agreste región de una colonia americana de España, llamada Cuba.

Lo de Francia ocurrió después, con similares errores conceptuales e igual relevancia como acontecimiento para la historia de las ciencias; pero para los que escribieron esa historia

-como tantas otras- la única credibilidad estaba para el mundo "civilizado" y no para los "salvajes" de segunda categoría como pueblos y como países.

FUENTES CONSULTADAS

Anónimo. "Esqueletos humanos fósiles en Puerto Príncipe" En: Memorias de la Real Sociedad Patriótica de La Habana. Tomo XVII. Pág 457. 1843

Tabío, Ernesto y Estrella Rey. Prehistoria de Cuba. La Habana, 1979. Pág. 55.

Rodríguez Ferrer, Miguel. Naturaleza y civilización de la grandiosa Isla de Cuba. Madrid, 1876. Volumen I.

Dacal Moure, Ramón y Manuel Rivero de la Calle. Arqueología aborigen de Cuba. La Habana, 1986. Págs. 30, 63 y 64

Hotel Islazul Gran Hotel

En el centro histórico de la Ciudad de los tinajones se encuentra este refinado y sobrio hotel, construido en 1939. Es una edificación en la que se combinan trabajos de madera con una delicada decoración, acogedoras habitaciones y un buen servicio.
Su céntrica ubicación permite a los visitantes acceder a sitios de interés tales como el centro histórico de la Ciudad.

Facilidades:
72 habitaciones climatizadas con baño privado, radio y TV satélite, de ellas 12 con minibar. Otras: un restaurante de cocina criolla e internacional, 2 bares, snack bar, piano bar, piscina, caja de seguridad, servicio de Internet y salón de reuniones.

Dirección Maceo No. 64 e/ General Gómez e Ignacio Agramonte, Camagüey.

Hotel Plaza

Fundado a principios del siglo 20 en Camaguey, el hotel Plaza es al mas antiguo hospedaje en Camaguey, aunque aun mantiene la mayoria de su arquitectura original. Este hotel en Camaguey tuvo el honor de alojar en sus habitaciones a la famosa poeta chilena Gabriela Mistral, asi como fue el lugar desde donde se realizó la primera transmision radial fuera de la Habana.

Habitaciones: 67 habitaciones con aire acondicionado y baño privado, radio y tv por satelite. Otros servicios: restaurante, snack bar, bar, servicio de correo, tienda, caja de seguridad central, cambio de moneda y renta de autos. Para su alojamiento en Camaguey, este hotel centrico le será de mucha utilidad.

Dirección: Calle Van Horne No. 1 e/ República y Avellaneda, Camagüey, Cuba.

Turismo


A todo el caudal histórico-cultural, a la belleza de sus paisajes y riqueza de su suelo, suma Camagüey la hospitalidad de sus habitantes, que muestran con orgullo su ciudad. Según se acentúa su cultura más convence el camagüeyano de los rasgos que lo identifican y se convierte en su custodio.
Un aeropuerto moderno abre las puertas de la ciudad al turista ansioso de contemplar sus atractivos naturales.
Santa Lucía muestra sus transparentes aguas con su barrera coralina. Especies diversas de corales, esponjas y peces tropicales recrean la mirada del turista.
A esta imagen de color y asombros se unen las facilidades para la fotocaza donde confluyen flamencos rosados y diversidad de patos migratorios.
El faro de Colón, construido en 1894 permite observar un mundo desaparecido y reservas de raras especies de tortugas marinas.
En Camagüey el pasado y el presente se mezclan en mágica armonía. Lo heroico engrana con ambientes idílicos; la llanura, permite ascensos suaves y abruptos. Todo parece conjugarse para ofrecer al visitante un universo placentero.
La arquitectura moderna se va imponiendo progresivamente en Camagüey, pero el valor de sus construcciones coloniales sigue haciendo de esta provincia una de las más ricas en cuanto a patrimonio histórico-cultural.
La casa de Ignacio Agramonte permite evocar la vida de esta figura. Aunque el amor entre Ignacio y Amalia Simoni estuvo rodeado de exquisita ternura y elegancia, no pudo encerrarse en estas paredes. Juntos fueron al campo de batalla, donde su unión se hizo más sólida.
La compleja urdimbre de las calles en la "Ciudad de los Tinajones" conduce inexorablemente a plazas donde se pueden apreciar estos tesoros y donde se conservan la historia y la cultura.
Las iglesias quedan como testimonio de una cultura dominante desde los primeros años de su fundación.

ARCHIPIÉLAGO SABANA-CAMAGÜEY

Es el mayor de los que rodean a la isla de Cuba y forma parte de la provincia de Ciego de Ávila. El más conocido, Jardines del Rey muestra una belleza sorprendente y se erige como una de las principales plazas de turismo de playa en el país. Sus fondos marinos se encuentran protegidos por una barra coralina que se afirma es la segunda más extensa del mundo, porque la primera se localiza en Australia.

Dentro de los Jardines del Rey los destinos más conocidos son Cayo Coco, donde se puede apreciar el pájaro coco o ibis blanco, y Cayo Guillermo, con una grata presencia de flamencos rosados. Es un islote con 13 kilómetros cuadrados y posee las dunas más altas del mundo, que alcanzan hasta 15 metros de altura. El archipiélago posee comunicación por tierra con la isla grande o isla de Cuba y un aeropuerto con capacidad para recibir naves de mediano y pequeño porte. El enclave de los cayos en el norte de Ciego de Avila con más de 3 000 habitaciones en explotación está entre los más atractivos de Cuba por la excelencia de sus playas, conservación de sus valores naturales y el ambiente de seguridad que se respira en todo su entorno.

El Río Máximo y Los Cangilones

Al sureste de la Sierra de Cubitas, el Río Máximo muestra esplendoroso Los Cangilones.

La más famosa piscina natural de la Isla y uno de los emblemáticos paisajes del territorio camagüeyano

Por:Jesús Risquet Bueno

Sitio encantador, así llamó alguien a este paraje en que el Río Máximo, en la zona norte de la provincia de Camaguey, iluminado por los rayos del sol, parece un cordón de plata entre el verdor de la zona: Los Cangilones.


El río no es muy caudaloso, como la mayoría de los de la isla, en él no se aprecia un fondo arenoso, ni oscuro; sino más bien limpio, liso y blanco como si fuera una extensa laja de mármol sumergida en el agua.


Esto sucede porque el Río Máximo, al atravesar una zona de rocas calizas muy cristalizadas, cubiertas por un profundo suelo aluvial, ha zanjado, con envidiable pulimento escultórico, las entrañas a un manto de rocas calizas subyacentes, creando un interesante cauce que por más de 350 metros constituye una piscina natural de gran belleza, la cual fuera declarada Monumento Nacional: Los Cangilones del Río Máximo.


Este interesante lugar que comenzó a formarse hace unos 28 millones de años, fue visitado en1867, por el sacerdote, geógrafo y escritor español Antonio Perpiña, quien posteriormente plasmó sus impresiones del paradisíaco lugar en el libro titulado El Camagüey, editado en el año 1889. “Era el murmurío de las aguas del río Máximo. ¡Qué aguas tan cristalinas las de aquel caudaloso río! ¡Qué márgenes tan pintorescas! Era aquello un Edén.”


El río nace en la zona central de la provincia y termina diluido en la norteña bahía de La Gloria fundiéndose con el entorno salobre en un paraje extraordinario e irrepetible.


Durante un tiempo las aguas del Río Máximo sufrieron una severa contaminación causada por desechos de una estación de alevinaje de la acuicultura, los cuales también dañaron a Los Cangilones, pero un plan de rehabilitación de esa zona de extraordinaria belleza ha incluido acciones como la limpieza del cauce, la reapertura de los baños y del centro turístico en sus cercanías.


Los Cangilones siempre han servido como sitio de excursión y esparcimiento para los camagüeyanos y otros visitantes casuales o de paso. Este atractivo paisaje y punto de referencia para muchas personas, continúa llamando la atención por las oportunidades que brinda para quien busca sosiego en un ambiente sombreado y siempre verde.


La dirección de la cercana base de Campismo controla el uso del referido paraje, cuya reutilización pública fue avalada por diversos organismos.


Los Cangilones del Río Máximo cuentan con un canal de desvío que impide el tránsito por la piscina natural de las sustancias nocivas a la salud, pues luego de ser degradadas las vierte río abajo.


El Río Máximo tiene un trayecto modesto, 66,2 kilómetros, pero le hace honor a su nombre con su recorrido de humedad y fertilidad por la mayor de las provincias de Cuba y Los Cangilones representan una legítima postal del patrimonio universal.


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