Con estas fundaciones podemos adquirir una idea del desenvolvimiento de Camagüey, pues en aquellos tiempos la Iglesia seguía el ritmo del progreso ciudadano o era exponente del mismo. Camagüey desde su fundación, instada por Diego de Velázquez, tuvo el título de Villa, y situada en las cercanías de donde hoy se encuentra Nuevitas, de donde se trasladó a su actual lugar por la plaga de mosquitos y las incursiones de las piratas.
En 1733 Camagüey estaba agregada al gobierno de La Habana. El censo de 1745 le asignó 13,200 vecinos. En 1772 se recogió la moneda circulante llamada macuquina. En 1755 fueran elegidas los primeros alcaldes de barrio y concluida la nueva Casa Capitular por haberse destinado la anterior para residencia del teniente gobernador. En 1799 se otorgó facultad al Cabildo para escoger de entre cuatro puertos el habilitado para el comercio libre con Europa, resultando por mayoría escogido el de Santa María. En 1780 se pidió el título de ciudad para esta villa, el escudo de armas que habitualmente usaba, tratamiento de señoría para los regidores y la merced de elegir a uno de ellos como alcalde. En 1787 quiso solicitarse del rey el establecimiento de una audiencia, a lo cual se opuso el capitán general. En 1797 se consiguió la audiencia, que fue trasladada de la isla de Santo Domingo y permaneciendo en Camagüey hasta el año 1808, en que se trasladó a La Habana. Es de notar que la audiencia de Santo Domingo había sido creada en 1511 por el rey de Aragón Fernando V y era la decana del continente.